martes, 4 de octubre de 2011

¿Crees en la Magia?

Dís la había alzado sin ninguna dificultad, pese a estar delgado y pálido a niveles que hacían pensar que padecía alguna enfermedad, era fuerte y robusto. María del Mar aun estaba en estado de shock, dejó que la levantara sin gritar, ni oponerse, tenía la mirada clavada en el montón de cenizas que antes había sido ése ser.

La llevaron hacia un coche que estaba al ralentí justo delante del callejón, dentro había una chica de unos 20 años, de facciones anodinas, ojos marrones, llena de pecas y con un pelo pajizo y con aspecto áspero.

- Ya era hora… - miró como colocaban a María del mar en el asiento de atrás- ¿Y esa chica?

- Ha despertado, llévanos a la capilla, tenemos muchas cosas que contarle.- Miles parecía tenso mientras hablaba con la conductora del coche.

María del Mar trataba de comprender la situación, la cabeza le zumbaba y le dolía, también le dolían los golpes y los rasguños que la explosión y la caída le habían causado.

- ¿Has traído el bálsamo?

- No, pero hay en la capilla.

- Bien.

Atravesaron varias calles durante un rato hasta llegar al casco antiguo, no se fijó en que calle se pararon, pero entraron en un gran patio de una casa señorial y dejaron ahí dentro el coche, las puertas del patio se cerraron tras ellos y María, aun como en un sueño, se dejó llevar hasta el interior de la casa, seguía sin poder entender qué estaba pasando.

La casa era mayor de lo que parecía, la guiaron por varios pasillos y escaleras hasta llegar a una sala, cuadrada, con sofás bajos y una mesilla rectangular, igualmente baja, con varios botes encima, Dís y Miles se quedaron fuera mientras las dos chicas la tumbaban y extendían un bálsamo sobre las magulladuras de María, la joven pecosa cantaba con voz suave mientras tanto y el dolor y el escozor que María sentía se fue mitigando hasta desaparecer. Finalmente, le llevaron algo de ropa.

- Me temo que no es tan bonita como la que llevabas… y probablemente te venga grande pero no tengo nada más aquí.

En efecto, le iba grande, le había traido un vestido estampado en flores pero sobraba tela por todas partes, la chica pecosa estaba bastante entrada en carnes y aquél vestido a María le quedaba ridículo, pero su ropa estaba sucia y rota, tendría que conformarse. María había aprovechado para rememorar todo lo que había pasado esa noche, había muchas cosas que no comprendía. Lo mas extraño es que no se sentía amenazada por aquellos que la habían… ¿secuestrado? No estaba segura de eso, la habían salvado… bueno, eso creía aunque no sabía muy bien de qué, de hecho solo recordaba esos colmillos escalofriantes y la explosión surgida de la nada pero que la había alejado de los colmillos. Lo demás había sido demasiado rápido, sombras y fuego.

En algún momento, Miles y Dís habían vuelto a entrar y estaban sentados, Dís sentado rígido y formando ángulos rectos mientras que Miles había cruzado las piernas sobre el sofá, ambos estaban esperando. La chica oriental se había sentado con ellos en el brazo del sofá, pero la pecosa estaba sentada en otro sofá, algo alejada. María estaba en el sofá entre la pecosa y los demás, el silencio se hizo pesado e incómodo.

- Soy M… - empezó a decir María.

- Nada de nombres, los nombres tienen poder –Miles la cortó. – a mi puedes llamarme Miles.

- ¿Miles? ¿Como Miles Davis? porque lo pronuncias mal… - dijo María sin saber muy bien porqué y sintiéndose un poco estúpida.

Miles se pasó la mano por la cara.

- Miles -itis, del Latín clásico, significa Soldado o guerrero y lo pronuncia bien – Intervino la oriental, mirando divertida el gesto de Miles – A mí llámame Haxor Ran. El blancucho es Dís.

Dís no dio muestras de sentirse insultado, ni siquiera de sentirse aludido, tanto él como Miles llevaban aun las gafas de sol puestas.

- Y yo soy Judith, Templaria del Coro Celestial. –dijo la pecosa.

- ¿cómo tengo que llamarme?

- A su debido momento escogerás un Alias… o no. – dijo Miles.

- ¿Sois los buenos?

Miles sonrió de medio lado, divertido; Judith asintió con vehemencia, Dís permaneció impasible, Haxor Ran empezó a reírse a carcajadas.

- Propiamente somos los malos, ya que son los otros los que ganaron la guerra y quien gana la guerra escribe la historia. -dijo Miles sin dejar de sonreír divertido.

- ¿Guerra? ¿qué guerra?

- Pronto lo sabrás, tenemos que ponerte al día…pero antes una pregunta ¿Crees en la Magia?

2 comentarios:

  1. SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, creo en la magia.

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  2. "Propiamente somos los malos, ya que son los otros los que ganaron la guerra" xDDDD

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