martes, 31 de enero de 2012

Liberación (y II)

Florian miró con detenimiento al Usurpador quien, temeroso, temblaba exageradamente, la decepción y el desprecio se adueñaron del rostro del Caballero Scathatch.

- No mereces siquiera una muerte digna, compórtate como el Sidhe que eres y enfréntate en combate singular contra mí, vence y serás libre. – Estalló una tormenta de murmullos indignados ante la propuesta y el propio Pea estrujó con fuerza el pomo del martillo que usaba para combatir, paladeando la opción de liquidar al enemigo en aquél momento.

El Usurpador miró a su alrededor, sabiéndose perdido, aun ganando el combate los demás le lincharían, aunque tampoco creía que pudiera ganar a uno de los más hábiles y famosos caballeros del reino, dejó caer el hacha y se arrodilló, humillándose y suplicando piedad agarrado a los pies de Florian. Esté acrecentó su expresión despreciativa y propinó una poderosa patada en el rostro del enemigo, se oyó el crujido de una nariz al romperse y el Usurpador empezó a sollozar descontroladamente.

En otras circunstancias habría resultado lastimero, pero el odio que todos los presentes sentían hacia el Usurpador era demasiado grande como para que floreciera la compasión, se arrastró de nuevo hacia los pies de Florian, pero él escupió a un lado y realizó un veloz movimiento con la espada con la intención de decapitarlo y lo habría conseguido de no ser por el brote que había crecido de la nada y que se había interpuesto entre el filo y el derrotado.

De nuevo los murmullos estallaron y todos se miraban, buscando al creador del brote, Florian entrecerró los ojos y examinó uno a uno a los presentes mientras el brote crecía atrapando la espada entre sus fibras, detuvo su examen al encontrarse con Alanna, sosteniéndole la mirada, desafiante.

- Traidora – Sentenció él.

- Cobarde – Repuso ella, con tranquilidad.

- ¿Cómo te atreves, maga del demonio…? – empezó a decir mientras todos se apartaban de Alanna excepto R’uya.

- ¿Eres tú ese gran caballero del que he oído canciones de la boca de R’uya… – le interrumpió - … que a primeras de cambio busca venganza fácil contra un enemigo ya derrotado?

Florian serró los dientes pero no contestó mientras tiraba con fuerza tratando de recuperar su espada, el brote ya era un árbol joven, un roble, y seguía creciendo.

- Ahora dime, Caballero, ¿Es este un comportamiento digno? – Espoleó Alanna

- Es justicia, mató al barón, por tanto él debe morir. – Espetó el Caballero.

- Entonces rebájate a su nivel, mátalo ocultando la venganza bajo el nombre de justicia así como él mató al Barón ocultando su avaricia bajo el nombre de “derechos de sangre”.

Florian apretó aún con más fuerza la mandíbula, Alanna dejó que el árbol liberara la espada que cayó al suelo, resonando el metal contra la piedra, en el silencio sepulcral que se había formado. Florian tomó la espada y se encaró al Usurpador.

El usurpador había mirado estupefacto a Alanna, sin comprender cómo había salido en su defensa alguien que ni siquiera pertenecía a los linajes faéricos pero sus ojos habían vuelto a mostrar pavor al ver la espada libre y en manos de Florian, alzándola en alto y a punto de darle fin, una gota de sudor recorrió los rostros de ambos, todos contenían la respiración y el silencio persistía, tenso.

Por las ventanas abiertas entró la fría brisa del alba que, inexorable, se acercaba ya clareando el horizonte, dentro del salón del trono Florian dejó escapar un largo grito de frustración e ira e inició el balanceo de la espada, que se clavó profundamente en el tronco del roble, ya casi anciano.

Cuando la hoja penetró el tronco el árbol dejó de crecer, era un roble macizo y sano, aparentemente llevaba varias generaciones ahí, alzándose noble y orgulloso, como si hubieran construido el castillo a su alrededor.

El ambiente se relajó, el Usurpador fue prendido y llevado a las mazmorras, Pea miraba con desconcierto el roble, sin saber si debía tumbarlo o no, Florian también miraba el árbol, meditabundo, taciturno durante unos interminables segundos, R’uya miró a Alanna que exhibía una afable sonrisa, satisfecha.

El resto de la mañana lo pasaron durmiendo unos y limpiando los otros, las esencias de las hadas que habían caído en combate volvían a entrar en el ciclo del eterno retorno, buscando nuevos cuerpos en los que nacer, mientras que los hombres y mujeres que habían habitado hasta entonces pronto despertarían, sin recordar absolutamente nada, por lo que fueron llevados rápidamente lejos del castillo.

***

Se habían hecho las celebraciones, se había honrado a los caídos y descansado durante varios días, pero el deseo de viaje se acrecentaba en el pecho tanto de Alanna como de R’uya, así que anunciaron que al alba siguiente partirían de nuevo hacia la torre, en busca de respuestas y se celebró una nueva fiesta en su honor.

Al alba, no sólo ellas estaba listas para partir, también Florian, con su nuevo escudo heráldico, un roble dorado con una espada de plata como corazón y sobre campo esmeralda.

- ¿Nos acompañas? – R’uya lo preguntó con cierto fastidio, aunque sonrió al ver que Florian negaba lentamente con la cabeza.

- Como bien me recordó ayer tu joven amiga, mi comportamiento no fue el correcto, emprendo un viaje hacia el norte para buscarme a mí mismo, id en paz doncellas.

- Suerte en tus viajes, Caballero – repuso Alanna justo antes de girarse y partir, ya a solas con R’uya, le dijo: - Lo volveremos a ver y créeme, podrás crear grandes canciones sobre él.

- Por ahora me conformo con hacer grandes canciones sobre mí… y bueno, tú también espero que salgas en ellas.

Ambas rieron mientras se adentraban de nuevo en el bosque.

sábado, 28 de enero de 2012

En busca de vuestra opinión

Bueno, debo pedir disculpas una vez mas por la irregularidad de las publicaciones últimamente, pero llevo algunas semanas en un debate interno que no sé como resolver, así que os lo expongo pues quizás me ayudéis a resolverlo.

No hace mucho reflexioné sobre SOPA y Sinde-Wert... ahora nos han subyugado a ACTA, que es más de lo mismo, también dije que buscaba mi forma de protesta.

Bien pues la cuestión es la siguiente:

Desde hace semanas me estoy planteando seriamente cerrar el proyecto de Magi in Tenebras (terminando el arco, no me gusta dejar las cosas a medias) como acto de protesta y para mostrar mi desánimo con ciertas cosas pero abriría un proyecto totalmente mío, de cabo a rabo sin atarme a una ambientación dada y a unas reglas de juego que vengan marcadas por otros ya que, en cuanto a la escritura, voy a seguir dando guerra me lean o no me lean.

Pero antes de tomar una decisión definitiva sobre esto me gustaría conocer vuestras opiniones al respecto.

jueves, 26 de enero de 2012

Liberación (I)

El dolor recorría cada fibra de su ser, el hierro era el peor de los castigos físicos y espirituales al que podían someter a un hada y tenía una consecuencia única para las hadas: El hierro no sólo las mataba, sino que también destruía su esencia haciéndolas desaparecer para siempre.

Pero resistir ése suplicio era lo único que podía hacer, el honor para un Scathatch, para un Sidhe, lo era todo, no iba arrastrarse ante un bastardo malnacido aunque eso supusiera la muerte y la nada, su nombre no tendría mancha alguna, Florian Ap Scathatch nunca se había rendido ni lo haría, aunque el dolor fuera tal que anhelara llorar y gritar, no le daría ése gusto al usurpador.

Tensaba y destensaba los músculos, flexionándolos todo lo que las pocas fuerzas que le restaban le permitían, dejando escapar un sonoro suspiro que atrajo la atención de los dos trolls renegados que permanentemente vigilaban al reo, entrecerraron los ojos desconfiados y se acercaron unos pasos.

Florian rememoró las canciones que hacía apenas unas horas la humana y R’uya habían cantado, con especial claridad los versos del Romance de Alhir y Mreya y que él entonó con más fuerza de la que se creía capaz:

A pesar de las cadenas, rompió,

Con la ira del titán, el hierro,

Se adueñó de la sombra y rió,

La pureza la noche encerró.

Los trolls se acercaron más para golpearle hasta que se callara. Mientras cantaba las cadenas de hierro no le dañaban tanto, la esperanza le protegía y creció hasta que Florian llamó a sus ancestros con toda su alma pidiendo fuerza y sabiduría aunque fuera por última vez, sin dejar de cantar, se vio de pronto asaltado por los recuerdos de cien vidas pasadas y sintió como un nuevo poder se liberaba en su interior cómo si de una explosión se tratara y la euforia le embargó, fortalecido.

La muerte, la gloria y el honor

Al fin cobraron significado,

así purgado, a través del dolor,

vencería el antes derrotado.

Luego no podría recordar muy bien lo que había ocurrido, un movimiento brusco y seco con las piernas había convertido el peso de hierro de sus pies en una especie de maza que golpeó a los sorprendidos trolls con una fuerza que Florian no sabía que tenía y que provocó que las argollas de los pies se partieran liberándose.

El miedo había huido,

Soñaba y el sueño acudía,

Arma eterna del recluido,

Mientras su corazón ya latía.

Ambos trols, derribados por el golpe dieron la voz de alarma, a su vez, los bogan abrían las puertas a los soldados de la baronía que aguardaban fuera y todo se precipitó aún más, la voz de Florian alcanzaba hasta el último rincón de aquél viejo castillo enalteciendo a los de corazón puro y amedrentando a los impuros.

Cómo el sol durante su nacer,

Como la luna en pleno rubor,

Al malvado hizo retroceder,

Tan poderoso era su furor.

Florian se impulsó hacia arriba con los brazos aun encadenados, libre del peso de los pies, y pasó la cadena por encima del gancho que lo retenía suspendido en el aire y se encaró hacia los primeros redcaps que entraron en la habitación. Su aspecto era tan terrible que los redcap dieron unos pasos atrás y dudaron.

Cuanto más noble es el empeño

Más difícil es su cumplimiento

Pero el corazón justo es dueño

Del destino, del enfrentamiento

Llegaron los siche y los troll del barón, llegó el usurpador y sus mercenarios renegados, cargaron pero sobre todos destacaba Florian, cuan alto era, sin armadura ni mas arma que las manos y la cadena que las aprisionaba, sus golpes eran precisos y avanzaba con paso firme hacia el enemigo. El combate era cruento y ambos bandos daban rienda suelta a su odio, el de unos motivado por la envidia y la avaricia, el de los otros por el dolor y los amigos perdidos.

Y allá donde Alhir mirara

La brillante espada cantaba

Para que la venganza cumpliera

Aquello que el hado marcaba.

Y Florian miró al Usurpador, quien portaba una pesada hacha que blandió contra el Scathatch rompiendo con el golpe las cadenas. La sonrisa torva del Usurpador desapareció y llevado por el pavor, viendo cómo sus tropas eran menguadas y abatidas como el trigo es abatido por una guadaña, empezó a correr, huyendo. Pea le cerró el paso, había encontrado a Alanna y R’uya que aún se dirigían al salón y las había escoltado por un pasillo lateral que daba a una puerta semiescondida detrás de los tapices que colgaban tras el trono. El Usurpador miró a Pea aterrorizado y paró en seco.

La abrumadora superioridad de las tropas de la baronía redujeron a la tropa del enemigo en escasos minutos, no habían esperado un ataque y menos aún de esas proporciones, ahora las tropas habían creado un cerco armado en torno al usurpador y a Florian. Pea le entregó su espada a Florian quien ahora permanecía en silencio, aquella era una deuda de sangre y Florian sería el campeón del fallecido barón, el usurpador sujetaba con los dedos crispados su hacha, aferrándose a ella como si soltándola fuera a caer por un abismo de negro fin.

viernes, 20 de enero de 2012

Sobre SOPA y la ley SINDE-WERT

Buenas,

Hoy como podéis ver no hay relato, he decidido tomarme el tiempo que suelo dedicar a redactar el fragmento para hacer una pequeña reflexión sobre estos temas tan candentes estos días.

Dudo que haya gente que esté en contra de los derechos de los autores sobre sus propias obras, pero hay varias cosas que hay que tener en cuenta y que muchos parecen no ver:

Los principales defensores de esas aberraciones llamadas SOPA, PIPA y ley Sinde-Wert, así como los paralelos que haya en otros países, no son autores, sino discográficas, que son las que se llevan la mayor parte de esos 20€ que de media cuestan los libros y CDs de música normales, eso ya debería ser indicativo de que va la cosa.

Obviando el hecho de que estos grupos se gastan mucho dinero en las campañas de los partidos políticos, obviando que con su presión estan haciendo gastar cantidades exorbitantes del dinero del contribuyente para sus cazas de brujas, obviando incluso el que la SGAE, por ejemplo, haya recibido varapalos en múltiples ocasiones por inmiscuirse en la intimidad de la gente, entre otras muchas cosas... ¿a qué nos llevará el triunfo de éstas leyes? ¿No se supone que las leyes deben defender al pueblo? Hace años ya que se viene forjando un control legislativo mayor sobre el ciudadano medio, aun cuando algunos quieran acusarme de conspiranoico, el 11-s sirvió para que se rebajaran derechos fundamentales de las personas, se usó de excusa para atacar a los supuestos aliados de Al-qaeda cuando se vió que lo que se quería era otra cosa, de índole muy distinta... ahora atacan al derecho de expresión y creación. El derecho a la intimidad puede que sea el derecho mas violado de todos en estos tiempos, y leyes como SOPA y compañía vendrán a redundar aún más la agresión contra la intimidad porque si quieren controlar el tráfico de productos con derecho de autor en la red ¿Qué harán? ¿controlaran todos los correos, todas las páginas, todos y cada uno de los intercambios de archivos e información de todos y cada uno de los internautas?

Pero no sólo eso es grave, EEUU con SOPA hace una ley cuyo ámbito de actuación extralimita sus fronteras, eso no sería importante en un mundo donde los estados fueran celosos de sus asuntos, pero como no es así el FBI ha cerrado en plan peliculero Megaupload y detenido a sus dueños y trabajadores... en Nueva Zelanda, sólo les ha faltado meterlos en sacos y cargarlos en la bodega de un avión en dirección a Washington D.C. para actuar como los servicios secretos de Israel cada vez que descubren a un ex-alto cargo Nazi.

Hay muchos que no llegan a ver el alcance que puede tener una ley como ésta, sin ir más lejos, éste mismo blog "viola" los derechos de autor de Mark Rein·Hagen, creador de mundo de tinieblas, y aunque es evidente que no tengo ánimo de lucro alguno, según los contenidos stricto sensu de SOPA y Sinde, violo la ley, estoy robando y debo ser convertido en un paria de la sociedad.

Así pues, si un simple blog que leen unos pocos por el simple gusto de leer (y en mi caso por el gusto sencillo de escribir) es algo deleznable... ¿qué pasa con toda la cultura distribuida por innumerables webs? Tratar de convertir en un desierto la red, destruir la forma de expresión y creación más libre que hay en estos momentos... éso es lo que hay.

A mi pesar, me estoy replanteando algunas cosas y estoy buscando mi pequeña forma personal de protesta, si la hallo, la compartiré con vosotros.

Un saludo

lunes, 16 de enero de 2012

Esperando

El banquete pasó sin pena ni gloria, soportando los burdos galanteos, si es que merecían ése nombre, de los redcap, con una comida frugal y un servicio atemorizado, las chicas pudieron observar los maltratos a los que sometían a Florian y cómo él se mantenía estoico, sin apartar la mirada del Sidhe sentado en el trono.

Florian no dejaba escapar ni un solo sonido, ni gemido, ni palabra, ni grito, nada, el Usurpador por su parte no se cansaba de asegurar que lo mantendría colgado ahí hasta que suplicara piedad, pero Florian solo contraía y relajaba los músculos de brazos y piernas y continuaba mirando.

R’uya y Alanna fueron sometidas a un intenso interrogatorio por parte del Usurpador: quienes eran, de donde venían, en que cortes habían estado, qué noticias traían… R’uya se encargaba de responder, arguyendo que Alanna era tímida fuera de los escenarios.

El Usurpador provenía de la corte de París, como se encargaba de hacer notar, tras un rato de conversación se vislumbraba a un viejo mezquino sediento de poder y de protagonismo que ansiaba que crearan una canción sobre su “gesta” ellas se comprometieron a relatar lo que había ocurrido con pelos y señales para mayor gloria de los héroes que habían formado parte de ése episodio histórico para el feudo y para los reinos franceses.

Cuando consiguieron que las dejara marchar a sus habitaciones las guiaron a unas habitaciones austeras en la zona donde habitaba el servicio, algo que las beneficiaba puesto que el servicio sí conocía a R’uya y ésta les dio las debidas instrucciones para que dispusieran todo para el ataque y los guiaran hasta la sala principal, ellas tratarían de liberar a Florian mientras los criados abrían las puertas y colocaban los pendones y señales.

Luego solo tuvieron que esperar, durante varias horas, a que los redcap y el usurpador acabaran de festejar, al parecer desde que habían tomado el castillo se dedicaban cada noche a comer y emborracharse hasta altas horas de la noche, dejando a unos pocos guardas, todos ellos trolls renegados, sobrios y peligrosos.

Mientras esperaban empezaron a componer la canción, aunque era una versión bastante distinta de la que el Usurpador hubiera deseado, ambas jóvenes habían conectado rápidamente y la reciente amistad era firme, habían desarrollado simpatía y lealtad mutuas y habían decidido que una vez hubieran cumplido con esa misión viajarían juntas, R’uya decía que siempre había querido visitar el mediterraneo, cuna de su linaje y estaba convencida de que serían muchas las aventuras que vivirían por el camino, Alanna sabía que viajar con R’uya ralentizaría la marcha pero incrementaría sus aprendizajes, además, R’uya era una chica que pese a su juventud había visto mundo y esa experiencia sería muy buena para ella, además, Alanna detestaba viajar sola.

Unos suaves golpes en la puerta interrumpieron su animada y de temática fluctuante conversación, uno de los bogan del servicio había acudido para guiarlas.

viernes, 13 de enero de 2012

En el castillo

El castillo se erguía orgulloso a la ribera del lago y en parte dentro del propio lago, era de piedra gris y teja negra, con tejados muy inclinados, se dividía en dos edificios, separados por un portentoso patio, el edificio menor estaba construido en la entrada al castillo y de él partían las murallas, apenas dos pisos y buhardilla, la puerta estaba situada entre dos torres rechonchas y era de sólida madera claveteada, inmensa. Más allá del patio se alzaba el segundo edificio, que era propiamente el castillo, con cuatro pisos de altura y de sus esquinas surgían sendos torreones redondeados.

Era un conjunto muy cuidado, las fachadas limpias y la vegetación en torno a él esmeradamente escogida, Alanna no pudo dejar de admirar la mampostería de los muros… ni la sensación de amenaza que había tras ellos, no sabía cómo explicarlo pero sentía que ésa “amenaza” era nueva, era como si las piedras del castillo se hubieran sentido acogedoras y familiares hasta hacía poco y las estuvieran forzando a dejar de serlo.

R’uya había callado desde el mismo momento en que había visto el castillo en la distancia, dejando una historia a medias, algo que Alanna, pese al poco tiempo que hacía que la conocía, suponía que no debía pasar a menudo.

La parte complicada no era entrar en el castillo, pues iban a ofrecerse como artistas ambulantes para dar un recital ante el señor del castillo, algo que según R’uya era tradicional entre los de su estirpe ése tipo de comportamiento, le había explicado que era así como había llegado al castillo y la habían acogido como artista de la corte. El problema tampoco llegaría durante el recital, ya habían decidido qué canciones iban a cantar, varios romances tan populares como antiguos y durante el camino habían cantado juntas hasta coordinarse bien, formarían un dueto magnífico en cuanto tuvieran tiempo de ensayar.

Tampoco resultaría demasiado complicado esquivar las babosas manos de los redcaps del barón usurpador, una maga tiene muchos recursos y una Eshu aún más. Pero darles esquinazo abrir las puertas y dar la señal era otro cantar, aparentemente el cantar que máss atraía a R’uya, quién ya había insistido varias veces en que las aventuras en las que no hay un riesgo real de muerte no merecen la pena.

Efectivamente las primeras partes del plan fueron rápidas y simples, el Usurpador se aburría más de la cuenta al no tener bardos y aceptó encantado la llegada de dos de ellos, mas siendo ambas jóvenes hermosas y con voces claras y cristalinas.

El interior del castillo mostraba aún los restos de una cruenta batalla, ni siquiera habían limpiado las manchas de sangre, en la sala principal había una docena de esos llamados redcaps, seres sucios, malolientes, brutos y pendencieros con colmillos prominentes, el Usurpador era un Sidhe pálido, viejo, con larga melena de un blanco grisáceo, hermoso aunque desagradable… pero lo que fue más difícil de ignorar fue el Sidhe que colgaba de cadenas de hierro, suspendido un metro sobre el suelo y con pesos en los pies, era evidente que sufría un dolor indecible pero apretaba la mandíbula y no pronunciaba queja alguna, en su espalda había marcas de incontables latigazos y en el suelo, bajo sus pies, un pequeño charco con su sangre, R’uya tragó saliva, Alanna tuvo que contener sus impulsos de soltarlo.

Florian ap Scathath, héroe del vulgo sufría tortura y vejación como premio a su valor, los redcaps le arrojaban huesos y otros restos de comida y él permanecía silencioso, resistiendo estoicamente y en sus ojos solo se veía reflejada tristeza y compasión, ésa compasión que acompaña a los guerreros que confían plenamente en su victoria y que se saben castigo de sus enemigos.

Cantaron los romances que habían escogido, todos ellos hablaban de héroes que vencían a los villanos los cuales atormentaban al inocente pueblo y usurpaban aquello que por derecho pertenecía a otros. Creían que aquello enfurecería al usurpador, pero pareció complacerle. Por su parte, las canciones parecieron aliviar a Florian que las miró fijamente mientras cantaban y se relajó mostrando una sonrisa de depredador…

martes, 10 de enero de 2012

Planes


Planear la incursión no había sido complejo ni largo, de hecho ya estaba preparado para cuando Ulrik, el capitán de los Troll mercenarios que se acercó a grandes zancadas hacia ellos. Era un ser colosal, de cerca de tres metros de altura y aparentemente dos de ancho de hombros, se adivinaba una poderosa musculatura y su piel era de color azul intenso, llevaba una larga melena liliácea lisa y atada con un una cola de caballo, de su frente surgían dos recios cuernos, a su espalda pendía una enorme hacha que para el troll debía ser a dos manos, para el resto… serían necesarios dos o tres hombres fornidos para blandirla. Llevaba puesta una armadura tachonada de cuero que dejaba libres sus antebrazos y sus piernas a partir de las rodillas, llevaba puestas unas botas y grebas de cuero blando.

Ulrik no era muy hablador, miraba a su alrededor siempre en estado de alerta, su expresión era sombría y cualquiera diría que no sabía sonreir, en contraste, parecía valorar mucho las historias que R’uya contaba. R’uya era una fuente inagotable de histórias y anécdotas, en muchas ella misma había sido partícipe y era difícil discernir qué era real y que exageración, sus relatos se hilaban con tal maestría que lo difícil era dejar de escucharla, su voz era clara y la modulaba con una perfección rara vez vista, con sus cuentos las imágenes de lo que ocurría danzaban vivamente ante los ojos del que escuchaba.

Pea por su parte era un tanto bravucón, quizás demasiado apasionado para su gusto, hacía gala de una valentía sin mancha e insistía que sólo había retrocedido en el castillo para salvar a los herederos del barón.
Ulrik llevaría a sus Trolls por el norte, Pea a sus Sidhe y Sátiros por el sur, R’uya y Alanna debían infiltrarse en el castillo y facilitar la entrada de los demás, para ello como señal arriarían una de los nuevos estandartes que colgaban en la fachada principal. Así pues, la parte complicada les correspondía a ella y a R’uya y aunque Alanna estaba asustada, R’uya era puro entusiasmo.

“La posibilidad de morir devorada viva por una docena de Redcaps hace que esta aventura sea mucho más divertida e interesante, ¿no crees?”

Alanna la había mirado con incredulidad cuando dijo eso, pero Pea le había dicho que “los Eshu son así”. Ante eso había que preguntarse como lo hacían para sobrevivir a lo largo de los siglos.

Habían usado un antiguo túnel para librarse del cerco de asedio, túnel que había discurrido bajo el bosque, más o menos en dirección al castillo, durante varios quilómetros, una vez fuera R’uya y Alanna emprendieron el camino hacia Chateaux du Bretesche, el castillo del Barón, iban ambas vestidas como viajeras y se cubrían con gruesas capas de lana que pronto acumularon polvo del camino, a sus flancos, en las profundidades del bosque, dos columnas de soldados las escoltaban.

***

Elsa estaba confusa, realmente confusa, la habían dejado sola en la casa, con provisiones suficientes para vivir durante meses, y con el collar que impedía que escapara. No conseguía comprender como se arriesgaban tanto, ¿Realmente creían que no iba a intentar escapar o comunicarse con el exterior? Pero cada vez que lo intentaba solo conseguía fracasar.

A la confusión se le añadía frustración, pues no tenía nada que hacer, las salas mas interesantes estaban cerradas a cal y canto, alejada de sus herramientas y equipamientos habituales se sentía como desnuda, sin poder hacer nada.

Morríghan le había dicho que la tendrían retenida al menos un par de semanas más, pues necesitaban ése tiempo de tranquilidad, realmente confiaba en ella, pues era una muchacha sincera, pero dudaba sobre lo que decía pues Miles y Dís eran bastante sombríos y luego estaba la adepta, nunca permitiría que saliera viva de ahí, Elsa no lo habría hecho en el caso de que las tornas fueran las opuestas.

Al final, pasados algunos días de soledad, se dedicó a la lectura de todo lo que encontraba, aunque no había nada que pudiera considerarse útil o comprometedor, e incluso tomó una de las espadas de la galería de entrenamiento y se dedicó a aprender esgrima, tenía demasiadas horas libres y nada que hacer con ellas.

***

La construcción de la vasta red de trampas, gusanos, virus, falsos rastros y defensas en torno a la construcción de la tecnocracia estaba avanzando a un ritmo tan frenético como podía, llevaba ya muchos días con ello y pronto estaría listo.


Pero también era consciente de que lo único que conseguiría era retenerlos durante unos minutos, horas como mucho, antes de que los agentes de la tecnocracia la localizaran y acabaran con ella. Eso no la preocupaba, en realidad sabía que acabaría de esa manera tarde o temprano, juguetear con los límites era lo que tenía, pero no por ello dejaba de divertirse con la idea, nadie había intentado antes algo como lo que iba a hacer ella, cada minuto que les robara a los tecnócratas sería un minuto más que se añadiría a su gloria, además, pretendía dejar puertas ocultas para que otros adeptos pudieran entrar en el futuro sin ser detectados, en cierto modo la idea de convertirse en una mártir le resultaba atractiva, eso sería mejor aún que convertirse en Élite, la élite iba y venía, con aquello ella quería convertirse en una leyenda y como que se llamaba Haxor Ran que lo iba a conseguir, conocer el desenlace fatal no implicaba que por el camino no pudieras labrarte 

viernes, 6 de enero de 2012

Recapitulando

Pudiendo haber ido por medios más rápidos, Miles se había empeñado en ir a Menorca en barco, en un incómodo, lento y mareante barco, pero Dís le había enseñado el don de la paciencia, callar y observar, cuanto más tranquilos están los que te rodean más descuidados se vuelven.

Pero Miles en eso era como Dís, ninguno de los dos se descuidaba, siempre atentos, siempre alertas, parecía como si estuvieran acechando constantemente a aquellos que intentaban acecharles a ellos y los dos eran peligrosos, realmente peligrosos, no los había visto en acción muchas veces pero sí las suficientes para saber que ella estaba a un abismo de distancia de ellos y ahora sí que creía que ellos dos eran dos de los magos más hábiles de las islas.

Sentía curiosidad por Érato y El Caminante, ambos desprendían la misma seguridad que Dís y Miles, también Iustos, aquél contra el que Miles iba a enfrentarse en duelo en unas semanas… era fácil adivinar en ellos al quinteto más hábil, pero estaban divididos y en algún caso el odio era acérrimo.

Ahora, pero, había varias cosas que la descuadraban, en primer lugar el que habían acusado formalmente a El Caminante de infernalismo, Miles lo había comentado no sin incredulidad y, en privado, Dís le había dicho que era extraño pero que ahora no era su misión esclarecer aquello, había sentido cierto amago de decepción en la voz de su maestro. Lo siguiente era la relación entre Miles y Érato, que fluctuaba del amor al odio en cuestión de segundos y meditando sobre ella había llegado a la conclusión de que no iba a perdurar, entonces se había dado cuenta de que Miles la miraba y azorada se lo preguntó, él había sonreído y había respondido con una simple frase.

“Los dos lo sabemos, hemos hablado de ello, pero la amistad perdurará… nada más”

Aún así ambos parecían resistirse a ello, como si se sintieran apegados a algo que ya estaba roto pero que les costaba dejar atrás.

Siguió repasando la situación, su misión era buscar apoyos y a la vez síntomas de infernalismo, parecía que el infernalismo era un mal arraigado en las islas con fuerza, pero aún no sabían hasta que punto, desde que aquello había sido revelado Dís había intensificado la parte más marcial de su entrenamiento, ella seguía sin estar segura de ser capaz de herir a alguien.

Le asaltaba la duda de que pasaría después, si el infernalismo acechaba en todas las islas combatirlo sería quizás demasiado complejo.

Si esa era la vida de los magos, empezaba a darse cuenta de que no era tan bonita como sela había imaginado, había cosas que hacían algo más que dañarte…

martes, 3 de enero de 2012

Favor por favor

El viejo mago renqueaba mientras avanzaba hacia el torreón, alejándola de los seres faéricos que al miraban con curiosidad, no dijo nada más hasta que las puertas del torreón no se hubieron cerrado tras de sí.

Aquél era el mago más joven de la torre y contaba con cerca de noventa años, pertenecían a una casa extraña de una tradición tan compleja como la hermética, a diferencia de la mayoría de herméticos, los Merinitia sabían ver mas allá, era la casa que reunía a aquellos magos que trataban con las hadas y eran capaces de usar su magia, a menudo corría por sus venas sangre de aquellas criaturas, pero éste tipo de magos cada vez escaseaban más y la casa estaba cayendo en franca decadencia. Si algún día desaparecía, la orden de Hermes no se daría cuenta, pero habrían perdido la capacidad de maravillarse.

El mago la guió escaleras arriba, en un lento ascenso con frecuentes descansos y mientras iba aleccionándola sobre la cultura faérica, era increíble la cantidad de información que estaba condensando en apenas unos minutos.

También la puso en situación, le contó que las hadas del lugar habían sido atacadas por otras, oscuras, que pretendían someter toda la región, esas mismas hadas oscuras asediaban ahora el torreón y aunque las defensas resistían, la situación no podría durar.

Llegaron a la cima del torreón, se trataba de una sala amplia, circular con un gran pentagrama profusamente decorado y con un trono en cada punta, cuatro de ellos estaban ocupados, el quinto era el del mago que la había guiado, la invitaron a situarse en el mismo centro del pentragrama.

Eran tres mujeres y dos hombres, todos increíblemente ancianos, con pieles pálidas y arrugadas, claramente en el ocaso de sus vidas, especialmente agotados al tener que mantener y reforzar constantemente las guardas mágicas, era como si los estuvieran drenando. Los cinco, la miraron pensativos durante mucho tiempo.

- Bienhallados seais nobles ancianos, he venido en busca de vuestra sabiduría. – Alanna mantenía la mirada baja y la cabeza ligeramente agachada, en señal de respeto.

- ¿Qué te preocupa, niña? – Había hablado una de las mujeres, su voz quebradiza y débil denotaba su avanzada edad, pero era dulce a su manera, casi cálida.

- Tengo unos sueños recurrentes, ominosos y oscuros… me empujan hacia el sur…

Una corriente de poder la envolvió, los cinco entonaban un viejo cántico que le trajo a la mente los sueños de una forma vivida pero como si no fuera suyo, lo veía en tercera persona, supo que los magos también lo veían. El espejismo duró sólo unos minutos.

- Debemos meditar sobre lo que hemos visto, nuestros poderes están menguados mientras nos vemos obligados a defendernos del ataque. – Dijo la primera anciana.

- Necesitamos tu ayuda, joven maga. –Dijo el mago que la había guiado.

- Nosotros ya no podemos hacer nada, solo defender hasta que se agoten nuestras fuerzas y terminen lo que han empezado. – Intervino un tercero.

- Las hadas necesitarán que las guíes y liberes a las que siguen prisioneras. – Volvió a hablar la primera.

- Para ello necesitarás esto. – Dijo el mago que la guió hasta la cima, tendiéndole un anillo sencillo de plata, sin marcas ni adornos. – Dentro de la torre puedes ver a las hadas tal y como son, pero fuera de ella no podrías distinguirlas de las personas, éste anillo corregirá eso… pero no abuses de su uso pues la locura acecha a los que no están preparados. Tu maestro te enseñará llegado el día.

- Mi…

- Ve.

Alanna bajó hasta el patio, confusa, y se reunió con las hadas, el que se había presentado como Pea la aguardaba, apoyado en un sauce.

- Así que tu eres la respuesta a nuestras plegarias. – No era una pregunta y el tono era, en general, de desagrado. – ¿Qué puede conseguir una niña como tú donde un grupo de bravos guerreros han fracasado?

- No lo sé.

La franqueza de la niña dejó a Pea anonadado, acostumbrado a las bravatas de los nobles y la miró con renovado interés, también reparó en el anillo que portaba, con esa enorme esmeralda tallada en forma de flor, Alanna siguió su mirada y se sorprendió al ver que el anillo era distinto al que le habían dado.

- Así que aún quedan anillos de esos, los magos de la torre deben haber visto en ti algo que yo no veo, no son fáciles de conseguir los anillos de hadas.

- Se ve que tengo que guiaros a la victoria y liberar a los prisioneros – Dijo Alanna, arqueando una ceja sin creerse capaz de conseguir tal cosa.

- En ése caso, iré yo contigo.

- ¡Y yo! – Saltó una muchacha de detrás del sauce. - ¡Seguro que nace una gran canción de esta gesta y seré yo la que la componga!

- Ella es R’uya, una juglar Eshu.

La muchacha tenía un aspecto claramente árabe, recordaba a los cuentos de las mil y una noches, piel morena, pelo moreno y rizado que caía largo a su espalda, ojos marrones almendrados, labios carnosos…

- ¿Eshu? – Alanna no sabía que significaba ello.

- Uhm – Pea la miró pensativo - ¿Primer encuentro con hadas?

Alanna asintió.

- Bien, bien, las hadas pertenecemos a diferentes linajes o razas si te es más fácil entenderlo así yo soy un Sidhe, el noble linaje, somos… fuimos la casta dirigente y algún día lo volveremos a ser, como puedes ver nuestro aspecto es elegante – se hinchó de orgullo – hermoso y nuestra es la nobleza, los Eshu son hadas venidas originalmente de oriente, aman los relatos y los peligros por igual, los que tienen aspecto de cabra son Sátiros, tan borrachos como sabios y los bajitos son Boggan, unos sirvientes perfectos, dedicados y grandes cocineros, los azules son mercenarios Troll, recios como montañas, sus juramentos son inquebrantables. Hay otros linajes, pero no aquí, antes de que termine esto habrás conocido alguno más…

Alanna intentó asumir toda esa información tan rápido como pudo. Pea continuó:

- A parte de R’uya nos acompañará uno de los troll, no les ha sentado bien ser derrotados por Redcaps, una especie de hada parecida a eso que llamáis orcos. R’uya, ve a buscar a Wilhelm.

R’uya corrió a toda velocidad en dirección a los mercenarios, que se mantenían algo apartados de los demás.

- Mientras tu, Alanna de Carnac de los Verbena, y yo vamos a empezar a planear la incursión.