jueves, 20 de octubre de 2011

Ritos Iniciáticos (II)

La tempestad rugía a su alrededor, envolviéndola, pero no la tocaba, había una especie de círculo con ella en el centro en el que la furia del viento no rompía la quietud, María lo miraba con curiosidad, alargó la mano hacia el viento, pero este retrocedía más cuanto más se acercaba.

Avanzó varias decenas de metros sin comprender por qué la tormenta la rehuía, pero tenía la sensación de que esa tormenta era funesta, cuanto más la miraba, más sentía que la tempestad estaba viva. No era una vida agradable ni cálida, ni siquiera era una vida sino cientos, miles, de vidas, todas resquebrajadas, casi podía sentir los gritos de todas esas vidas llevadas por el viento, vidas apartadas del ciclo…

Se sorprendió a si misma pensando en el ciclo, lo último que recordaba era el humo y la música, ahora estaba en medio de una tempestad ¿Era aquello magia? ¿Sería aquello su Agama?

Siguió avanzando hasta que finalmente salió de la tempestad, quedó tras ella y vio que era como un muro inmenso, que se perdía a lo lejos en todas las direcciones, seguía rugiendo, vengativa, ahora sabía que esa tormenta no tenía voluntad, pero si desprendía odio, desprecio y desesperación, si esa extraña burbuja de tranquilidad no la habría rodeado, la tempestad le habría resquebrajado su alma y esos fragmentos de ella se habrían unido al grito informe del viento. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, no sabía cómo, pero sabía que estaba en lo cierto y sintió unas ganas terribles de llorar.

Sintió una presencia a su espalda y se giró bruscamente, ante ella había una figura, encapuchada y embozada, cubierta por una larga capa, todo ello de colores pardos, la oscuridad cubría su rostro, solo dos ojos reflejaban la luz, una luz salida de la nada, y sus destellos mostraban melancolía. María se perdió en esa mirada, sentía que comprendía a esa persona, como si fueran una mente y un alma, se pasó largo rato mirándola hasta que se giró para mirar a su alrededor.

Oscuridad absoluta, estaba suspendida en el aire sin que nada la sostuviera, el aire fresco y húmedo era lo único que podía sentir, se volvió hacia la figura pero ya no estaba, no veía absolutamente nada, su respiración se aceleró nerviosa.

A lo lejos oyó como una gota caía sobre agua y resonaba, como en una gran caverna, pudo sentir como unos pocos segundos después se ondulaba el agua que había a unos centímetros de sus pies.

Un batir de alas y el graznido de un gran cuervo, María avanzó hacia el cuervo, cada vez a mayor velocidad, sabía que era así aunque no notaba el movimiento, ni veía como o cuanto avanzaba, simplemente avanzaba.

Un haz de luz iluminaba un gran caldero, sostenido por tres patas, justo a ras del agua, el cuervo, un cuervo negro con brillos azulados, se posó sobre el borde del caldero, de una cadena pendía un cáliz de cobre, el cuervo señaló el cáliz y graznó.

María cogió el cáliz y lo sumergió en el líquido del caldero, miró al cuervo el cual sonreía , ella sabía que ese cuervo era parte de sí misma, cerró los ojos bebió.

Una pradera infinita y hermosa, una eterna primavera, grupos de gente aquí y allá rebosando alegría, las risas llenaban el aire, varias doncellas se acercaron a ella y le tomaron las manos, empezaron a bailar en corro, varios sátiros, mitad hombres mitad cabras, tocaban extrañas flautas dobles, María se dejó llevar por la música y su pecho se inflamó con todo tipo de pasiones al contacto con las doncellas y los otros que se añadieron a su corro.

“El Oeste”

Uno de los Sátiros la apartó del grupo y la llevó hasta un matorral, gozaron y se regocijaron hasta que el sol se puso por el horizonte y las estrellas perlaron el cielo, apoyada en el pecho del sátiro, María se durmió pensando en la Vida.

Sumergida en el sueño, aullaron lobos en la lejanía, amenazantes, estaba en un bosque nevado, en eterno crepúsculo, María empezó a correr, podía oír y sentir a los lobos tras ella. El bosque era anciano, los árboles viejos y crueles se alzaban poderosos decenas de metros y con sus ramas y follajes tapiaban el cielo, el suelo, desigual, rocoso y cubierto de hojas muertas ofrecía también la visión de incontables cuerpos, desmembrados, pútridos e irreconocibles, pudo sentir el fragor de la batalla a lo lejos y corrió hacia ella, por algún motivo la confortaba el entrechocar del metal. El cuervo en vuelo rasante la alcanzó y graznó.

María empuño una espada y sintió el gélido metal, se volvió, los lobos pararon y la rodearon, ya no tenía miedo.

“YO SOY…” – no conseguía terminar la frase, sabía, sabía quien era, pero no conseguía pronunciar el nombre, los lobos se aprestaban para atacar.

El cuervo graznó, de nuevo, y la alzó, llevándola entre sus garras con una suavidad sorprendente en dirección a la batalla, desde lo alto pudo ver la muerte, la ira y el valor, muchos morían allá, pero no sintió miedo, ni compasión, sintió deber.

“¿Quién soy?”

El cuervo graznó, los bandos enfrentados eran fáciles de distinguir, por un lado, con estandartes de colores vivos un ejército hermoso, de gallardos combatientes y afiladas armas, en el otro seres deformes y terribles, seres de maldad, en esa batalla estaba en juego algo mas que una simple victoria.

Varios gritos desgarraron el aire, vio como un anciano ser, del bando de los seres malignos, abría su único ojo y todos a los que miraba abatía con su sola mirada. El ejército de estandartes coloridos flaqueaba y allí estaba él, un hombre con una mano de plata, herido de muerte y aun en el suelo, luchando sin parar, mutilando a los seres que se agolpaban en torno a él, su único defensor era un joven valiente, con armadura espléndida y que empuñaba con maestría una lanza que esparcía muerte entre sus enemigos, pero no podría resistir mucho tiempo mas, el de la mano de plata cada vez se movía con mas dificultad y los enemigos presionaban más, pisoteando los cadáveres y miembros mutilados de sus propios compañeros.

María tenía que recordar, necesitaba recordar quién era, sólo así podía ayudar a los Aes Sidhe… pues ese era el nombre del pueblo gallardo, a su memoria acudían ahora nombres, y miró al diestro lancero.

“Lugh”

El cuervo la depositó en la retaguardia de los Aes Sidhe, donde ya algunos empezaban a huir, María gritó en una lengua de desconocía:

- ¡Yr Ymosodiad!

Los que huían se pararon y la miraron, algo brilló en sus ojos y se volvieron hacia la batalla, esperando, poco a poco eran mas los que así se disponían, María esperó a que formaran una línea consistente.

El cuervo revoloteó entorno a María, empujándola a recordar, pero ella no lo conseguía, alzó la espada.

- ¡Yr Ymosodiad!

Y se lanzó al combate seguida de todos aquellos que se habían parado a su lado, un nuevo empuje les daba energía, la fuerza y la ira embargaban a la tropa y a ella misma, las pasiones nuevamente la dominaba, pero ahora le pedían sangre.

Los Fomorianos eran sus enemigos y no podían contener la nueva marea, pronto María estuvo cubierta de sangre y alcanzó a Lugh.

- Llegas tarde, Sacerdotisa de … - Lugh desapareció, el cuervo la arrastró a tal velocidad que casi no pudo ver el camino. Ahí estaba la tormenta y el cuervo la lanzó a través de ella, una vez más la tempestad la rehuía.

María se incorporó de golpe, sudorosa, los tres braseros aún ardían y Dís estaba sentado donde antes, mirándola con interés. Dis sonrió:

- ¿Ya recuerdas quién eres?

- No, recuerdo qué fui.

- ¿Entonces no sabes tu nombre?

- Sólo importa el nombre de la Diosa. – María suspiró, algo había cambiado, la rueda nunca para, pero también sabía que faltaban demasiadas cosas que recordar y aprender, necesitaba comprender. – Llamadme Morríghan.

4 comentarios:

  1. Para los que vayan a buscarlo:

    Yr Ymosodiad es "Al Ataque" en Galés moderno, por desgracia desconozco el Gaélico antiguo (aunque me encantaría, para que mentir) y me he tenido que conformar con el Galés y lo que google me ha revelado... mientras sigo buscando maestro de Gaelico Irlandés xD

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  2. Bale se historia a estat collonuda, ma fet tenir un cal fret. Aixo per jo es un indicado de que se historia mola i molt. En vui mes.

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  3. Tio, això si que m'afalaga i m'anima a seguir... intentarem mantenir es llistó i anar-lo pujant tot lo possible.

    Per cert, avui ja has tengut algo de sang :P

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  4. Hoy Marc ha tenido sangre y setas... no se puede quejar, jeje.

    Además había música, así que recordaré este capítulo como "Canción de Sangre y Setas" :P

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