martes, 18 de octubre de 2011

Ritos Iniciáticos (I)

El resto de la tarde paseó pensando un posible nombre pero sin éxito, no se le ocurría ninguno, tampoco terminaba de entender porqué tenía que esconder su nombre, lo de los alias le parecía demasiado Friki, todos tenían un alias altisonante de significado ignoto para ella, salvo Miles, que Ran le había traducido “muy amablemente”.

Al final optó por ir a ver a sus amigas, que no pararon de preguntarle por el galán que se la había llevado de la fiesta. María se dio cuenta que esas cosas ahora le parecían vanas y supo que si les contaba la verdad no la creerían y la tomarían por loca, ella lo habría hecho, contestó a sus preguntas con evasivas hasta que se cansaron y la tildaron de sosa, dejándola tranquila al fin.

De vuelta a casa se entretuvo mirando cada rincón, tenía la sensación de estar redescubriendo el mundo y eso le gustaba y la ponía de buen humor, para cuando llegó al piso tenía una sonrisa de oreja a oreja y con esa misma sonrisa se fue a la cama.

Eran solo las cuatro y media cuando la llamada de Dís la despertó convocándola para una hora mas tarde en una dirección que casi se le olvidó y tras un desayuno rápido y una ducha igualmente rápida se fue hacia el punto de reunión preguntándose por qué demonios hacía eso estando de vacaciones y pudiendo dormir hasta tarde.

La casa era una planta baja de las afueras, en la zona del Monasterio de la Real, la verja estaba abierta y la puerta principal también, dentro de la casa había una decoración que mezclaba elementos hindúes y greco-romanos elegidos de tal manera que daban a la casa un toque místico y elegante. Un fuerte olor a incienso la guió hasta una sala bastante oscura, solo iluminada por tres pequeños pebeteros sobre los que ardía leña, el calor era sofocante.

En un extremo de la habitación, donde la luz se mezclaba con la sombra a partes iguales, estaba Dís de pié, mirándola a través de las gafas de sol, hoy vestía una túnica de corte romano y unas sandalias.

- Bienvenida, pequeña.

- Ho-hola – María del Mar desconfiaba, viéndolo como vestía.

- En la habitación de aquí al lado hay una túnica de lino basto, póntela.

- ¿Es algún tipo de fetiche? – María del Mar estaba a punto de salir corriendo.

- Los Euthanatos tenemos muy mala fama, se nos considera a menudo asesinos, psicópatas e incluso se nos ha llegado a comparar con los nefandos, pero es la primera vez que insinúan que soy un violador o pervertido – Dís mantenía el tono neutro en la voz, María no sabía si se burlaba de sus sospechas, si las confirmaba o si realmente solo exponía el hecho. – Hay que mirar mas allá, te enseñaré a hacerlo. Nos llaman “Magos de la muerte” puesto que eliminamos los elementos que impiden el correcto giro de la rueda.

María hizo una mueca de horror y se acercó inconscientemente a la salida.

- Lo que no ven es que el grueso de nuestra Tradición son sanadores y eruditos, no somos homicidas, si podemos resolver las cosas sin tener que derramar sangre, lo preferimos. El ciclo es la ley del universo, si se estanca se destruye, a esto lo llamamos Prevahnava y es la base de nuestra tradición. La corrupción acecha en cada rincón, los Euthanatos no actuamos nunca en pos de nuestro propio bien, buscamos el bien común, en el caso de que haya que matar a alguien, se valora muy cuidadosamente si realmente vale la pena matarlo, si no puede ser salvado y las consecuencias sobre otros que puede tener esa muerte, puesto que si, aun siendo alguien corrupto, algún inocente sufre daño, entonces esa muerte es injusta.

María del Mar no sabía que pensar.

- Euthanatos significa “Buena muerte” la muerte forma parte del ciclo, no es algo malo, la rueda continua y tras la muerte llega el renacer, pero todo Euthanatos ha visto la cara de la muerte, no puedes enviar a nadie a ella sin conocerla.

María continuaba mirando sin terminar de comprender.

- El rito fundamental por el cual sabremos si realmente eres una Euthanatos se llama Agama, el Agama es un viaje entre el mundo de los vivos y el de los muertos, si lo concluyes con éxito significa que eres una Euthanatos, se requiere mucho deseo de vivir para volver una vez estas ante la propia muerte.

María empezaba a asustarse.

- Esta será tu segunda Coumatha.

- ¿Coumatha?

- Encrucijada, un momento crucial en tu vida, la primera fue el propio despertar, si superas el Agama te convertirás en Shravaka o aprendiz y yo seré tu Acarya o mentor, debes empezar a familiarizarte con la terminología. ¿Estás dispuesta para tu Agama?

- Pe-pero… si no conozco nada… no se hacer magia, co-como volveré… no quiero morir…

- No temas a la muerte, tu alma ya ha pasado por muchas vidas y pasará aun por muchas mas.

- Eso no me tranquliza – con ojos vidriosos, María del Mar estaba a punto de ser presa de un ataque de nervios.

- No tienes nada que temer, yo estaré aquí todo el tiempo, no dejaré que te pase nada.

- ¿Y si no consigo volver? – tonos de desesperación teñían la voz de María

- Volverás, he visto tu alma, volverás.

- No…

- Siéntate, en postura del loto, y respira profundamente, no te obligaré a hacer ningún viaje si no lo deseas, pero antes de tomar tu decisión relájate.

María obedeció sentándose en el suelo y haciendo los ejercicios de respiración que había aprendido hacía tiempo en las clases de yoga, poco a poco se fue calmando, tuvo que pasar mas de media hora antes de que se atreviera a mirar de nuevo a Dís, quien, inmóvil, continuaba de pié en el punto en el que el juego de luces y sombras le daba un aspecto sobrecogedor.

- Tú decides.

María se mantuvo pensativa, por un lado el miedo crecía y luchaba por apoderarse de ella, por otra sentía que podía hacerlo, es mas, tenía la sensación de que esas palabras tan extrañas le resultaban familiares.

- ¿Qué viste en mi alma?

- Los signos de un alma antigua.

- ¿Qué quieres decir con eso?

- La rueda gira, nacer, crecer, morir y volver a nacer, sucesivamente, todas esas vidas están contenidas en tu Avatar y algunos consiguen recordarlas, acceder a ellas, los Avatar que despiertan una vez es fácil que sigan despertándose en otras vidas.

- ¿Quieres decir que yo fui maga en otras vidas? – María no creía mucho en la reencarnación.

- Así es, y los magos tienden a unirse de nuevo con sus antiguos compañeros.

María comprendió al fin porqué Dís la había tomado como aprendiz.

- Entonces yo fui una Euthanatos antes… ¿Quién era?

Dís no respondió, María suspiró y fue a cambiarse, al poco estaba sentada en el centro de la habitación, justo en el centro del triángulo que formaban los tres pebeteros, la túnica estaba perfumada y el aroma, agradable al principio, fue cobrando fuerza a medida que se entremezclaba con el olor de los varios inciensos que se consumían en la habitación, se sentía un poco mareada.

Dís le tendió un puñado de hojas de laurel y una copa de vino, muy fuerte y con regusto a miel.

- Masca las hojas, sin tragártelas y ve bebiendo el vino sorbo a sorbo.

- Está asqueroso…

Dís sonrió divertido y se sentó fuera del triángulo de los pebeteros, había cogido una especie de arpa y empezó a rasgar las cuerdas de una forma aparentemente arrítmica.

El aire de la habitación era denso, entre el humo de los pebeteros y los inciensos y el perfume de la túnica casi podía palparlo. El vino era realmente fuerte y se le subió rápidamente a la cabeza, mientras mascaba las hojas de laurel y el mareo aumentaba.

La música empezó a fundirse con el humo y sus propios pensamientos, sin poder evitarlo María empezó a mover el cuerpo, a ratos bruscamente a ratos suavemente, a veces dando palmadas o riéndose, su consciencia se perdió, el mundo daba vueltas a su alrededor, veía borroso y a la vez con claridad prístina.

Sorbo a sorbo la copa se iba vaciando, hoja a hoja en la boca de María se estaba formando una pasta fruto del vino con miel y las hojas machacadas, de un sabor entre amargo y dulzón, las contradicciones de sus sentidos crecían y crecían.

Dís estaba entonando un canto, María no sabía cuando había empezado a hacerlo pero la fusión de la música y el humo, con la canción, era casi perfecta, miró hacia el techo mientras bailaba, el sudor perlaba ya todo su cuerpo.

Se desvaneció.

5 comentarios:

  1. Me gusta como poco a poco se va explicando la magia, las diferentes tradiciones, creo que este relato es bastante esclarecedor de lo que es el juego de mago la ascensión.

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  2. Mola, no hay sangre ni sexo. Pero si hay magia de la buena. Te pongo un 9, te descuento un punto poque no hay ni muertos ni sexo.

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  3. Muy bueno, como ya me comentaste estamos empezando a ver lo que son verdaderamente loes euthanatos, más allá de su imagen de asesinos.

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  4. La sangre y el sexo a su debido momento xD

    Ya te dije que no todo es lo que parece, Andros, poco a poco intentaremos desgranar el Mundo de Tinieblas, ya que es mucho mas completo y complejo de lo que la mayoría que conocen la ambientación han visto.

    Y mientras, sigo desarrollando y completando la ambientación en sus diferentes juegos, puede que algún día la recopile y redacte dándole una forma única y coherente para colgarla en "intenné" para que la use, modifique, critique, destruya, mejore, etc quien quiera.

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