martes, 13 de diciembre de 2011

Entropía

Aquello era un caos imposible de abarcar, lo adoraba, en el caos ella encontraba la paz, ansiaba que aquél caos en todo el mundo, pues en el caos y sólo en el caos la información era libre y la iluminación era posible, el despertar de todos los durmientes a esa realidad, a la realidad donde todo era cambio, creación y destrucción, donde la existencia mostraba sus aspectos más crudos.

Suspiró, por mucho que la apasionara dejarse llevar por aquél torrente de información, tenía que centrarse y empezar a preparar las trampas, señuelos y las rutas de entrada y salida, la misión que le habían encomendado sería crucial una vez empezara todo, el trabajo, pero era ingente y el objetivo casi imposible pero una vez más habían jugado con su orgullo para hacerla bailar a su son…

En el fondo, le gustaba que la retaran a esas cosas, no todos los días se tenía una oportunidad real para demostrar la capacidad que se tenía y alcanzar así a la élite, si aquello iba bien… bueno, cuando aquello fuera un éxito, entraría en la élite por derecho propio y nadie se lo iba a poder negar.

“Ah… la elite”.

Se sacudió la cabeza

“Céntrate, céntrate”

Se movió en la vorágine de datos, cubriendo sus pasos reales y dejando pistas falsas, era metódica incluso cuando se trataba de la aleatoriedad, pero sus conocimientos de entropía hacían aquello fácil y cuando jugaba con la correspondencia era simplemente maravilloso.

Observó las construcciones que se alzaban frente a ella, tras sus paredes vibraban ingentes cantidades de información, tras esas defensas había una tierra prometida. Aún no era el momento, cuando llegara deberían coordinarse a la perfección para ejecutar el plan y que éste tuviera alguna posibilidad de triunfar, aun así según sus cálculos las posibilidades de que todo saliera bien eran irrisorias… y aquello la excitaba y se sentía mucho mas motivada, de haber estado fuera de la telaraña habría ido a por una de las cervezas de su padre y se hubiera dado un buen descanso, ya lo haría más tarde.

Muchos considerarían que lo que estaba haciendo dotaba de un nuevo significado a la palabra aburrimiento, pero los estúpidos sólo consideran estupideces, ella hacía Arte, con mayúsculas, una pequeña obra maestra de la lógica, le encantaba aquello y muy pocos eran capaces de comprenderla, de sentir lo que ella sentía cuando las horas invertidas en todo aquello daban como resultado exactamente aquello que había planeado.

Pese a todo, debía ir con cuidado, ir construyendo poco a poco y volviendo sobre sus pasos, era una tarea que le iba a llevar semanas, pero al menos se libraba de tener que ir a Menorca, no le gustaba viajar cuerpo presente, era primitivo, ineficiente y la obligaba a estar alejada de sus juguetes. Así, con aquél encargo, podía quedarse en casa y seguir paseándose por la Telaraña sin ser molestada.

***

Elsa observaba con detenimiento a Miles y a Dís alternativamente, ambos hacía mucho rato que permanecían inmóviles sin siquiera pestañear, como si fueran estatuas, y sentía como el aire vibraba con una energía que era incapaz de explicar.

Morríghan y ella se miraron, no sabían que estaba ocurriendo y se buscaban mutuamente tratando de obtener una explicación. Ambas se encogieron de hombros al unísono y se sonrieron, tras un último vistazo a los duelistas, optaron por ir al jardín donde entre susurros pasaron horas.

Se descubrieron como personas afines, tenían edades parecidas e incluso gustos parecidos, de no haber estado en bandos opuestos habrían podido llegar a ser grandes amigas, pronto la confianza que se generaba entre ambas les hizo contarse como habían entrado a formar parte de sus respectivas facciones.

Elsa había mostrado sus altas capacidades ya desde niña y la habían educado en internados de la tecnocracia, entrenándola como agente del Nuevo Orden Mundial, cazadora de subversores y garante de la realidad, Morríghan se sabía a sí misma agente de la entropía, era ya consciente de que en cualquier momento le iba a tocar matar a alguien, algo que, por mucho que fuera necesario para el correcto fluir de la rueda, no se sentía capaz de hacer.

También se dieron cuenta de que dadas las circunstancias, eran enemigas acérrimas y en el futuro si Elsa era liberada, probablemente tuvieran que darse caza la una a la otra.

Acongojadas por aquello guardaron silencio sentadas junto a la charca donde nadaban unas pocas y perezosas carpas, la paz del entorno contrastaba con la dureza del futuro.

- ¿Me matarán? – Elsa no lo preguntaba por miedo, ni siquiera por resignación, necesitaba constatar aquello para trazar planes, ya hacía demasiados días que había desaparecido y probablemente ya la habrían considerado desaparecida… o desertora.

- No lo sé, la verdad es que no me cuentan nada. – Morríghan sí hablaba con pesar.- Pero lo dudo, Miles te considera su prisionera y te ha defendido ya varias veces contra los arranques de ira de Hax.

- ¿Miles?

- A parte, Dís considera que tu cumples tu función para con la rueda y no permitirá que te maten sin más.

- Pero me retienen.

- Por ahora, supongo que mas adelante te soltarán.

- ¿Sin más? – incrédula – No me lo creo.

Morríghan se encogió de hombros.

3 comentarios:

  1. Y digo yo, porque son tan interesantes tus relatos cuando hay duelos de por medio.

    ResponderEliminar
  2. Estais haciendo que empiece a pensar que sólo se me da bien describir acción T-T :P

    ResponderEliminar
  3. No no si todo te se da bien. Lo que me mola tu forma de narrar un duelo.

    ResponderEliminar