lunes, 21 de noviembre de 2011

Mente

Miles llegaba tarde, en la mesa de la cábala Regente la irritación crecía a cada segundo que pasaba, tanto que Iustos, mano izquierda de Arjon, ya presionaba para que se tomaran medidas disciplinarias severas. María miró luego hacia Fiducia y allí el malestar era similar. En cambio, de su mesa, la de la Cábala Exiliados, sólo Judith mostraba irritación y asentía vehementemente ante cada propuesta disciplinaria de Iustos, su maestro.

Dís permanecía impasible, como siempre, observando la sala desde detrás de sus gafas oscuras sin mover un ápice la cabeza, incluso cuando nada más llegar María había tenido un escalofrío y una incomodidad creciente lo único que había hecho su maestro era indicar que guardara silencio y observara. Hax esta vez no había querido personarse, sólo había dejado un proyector holográfico que la representaba a ella que parecía ocupada en sus cosas aunque no se llegaba a saber qué estaba haciendo. Por su parte, María miraba con interés las reacciones de todos y cada uno de los presentes, tal y como le había ordenado Dís, aquella reunión, por motivos que ella desconocía, parecía que iba a ser algo más que importante.

Con casi una hora de retraso Miles apareció, extrañamente sonriente y protegido por las gafas de sol, sin hacer caso a las preguntas de Iustos, se sentó en el centro de la mesa de Exiliados y le pasó un librito a Dís bajo mano.

- Ya era hora, Miles filius de Aequitas, no es común un comportamiento tan inapropiado en un hermético. –Arjon siempre hablaba igual, María empezaba a pensar que solo hablaba así para situarse por encima de los demás.

- Ya, ya, empecemos con esto que no tengo todo el día. – Miles, sin perder la sonrisa.

- MÁS RESPETO – Tronó Iustos.

- Le doy el respeto que se ha ganado, pero venga, empecemos de una vez. – Aquello había mejorado aún más el humor de Miles.

Pasaron rápidamente por las presentaciones y trataron varios temas bastante triviales, María notaba que Arjon estaba impaciente para llegar a un punto concreto y trataba deprisa y de forma superficial todo lo demás, parecía una especie de pantomima aunque aún no captaba el motivo.

- Y el siguiente punto, es una misión para la cábala Exiliados. – Arjon esperó algún tipo de reacción por parte de los aludidos, pero sólo Judith había dado algún gritito de emoción, el resto seguían como al principio. – Cómo ya sabréis, hemos cerrado un pacto de alianza con la capilla establecida en Ciutadella, pero no todavía con la capilla de Mahó, así pues es vuestra misión ir hasta ellos y negociar un pacto.

El holograma de Hax empezó a aplaudir, desconcertando a los miembros de las otras cábalas, también gritó alguna vez “¡Bravo!”, Dís se permitió sonreír levemente mientras no dejaba de leer el libro que le había pasado Miles.

- ¿Qué significa…? – Iustos estaba rojo de ira.

- Cómo no quieren hablar con vosotros porque sois unos cabezas cuadradas retrógrados nos enviais a nosotros para demostrar que Harmonía tiene sitio para todo el mundo y es una capilla feliz repleta de luces, canciones y colores – Comentó animada Hax - ¡Bravo! Creo se será la primera misión que haré con gusto para Harmonía… ¡Bravo!

- ¡Miles! – rugió Iustos – Deberías controlar las lenguas de tus subordinados.

- Relájate Iustos, ¿no ves que está dándole la enhorabuena a Arjon por su primera maniobra diplomática sutil e inteligente? – le respondió Miles, sin perder la sonrisa. - ¿Cómo te sientes Arjon? Estoy seguro de que no te llevó demasiadas horas tomar la decisión.

- ¡Retira eso! – Iustos se levantó de su silla golpeando con los puños la mesa - ¡Retíralo o atente a las consecuencias!

- Irónico que os toméis los halagos como si fueran insultos, y no voy a pedir perdón por halagar cuando no lo hago ni cuando insulto más de lo supuestamente debido.

- Se acabó, te enseñaré a tratar con tus superiores. – Iustos estaba a punto de explotar.

María analizaba lo que ocurría todo lo rápido que podía, le costaba entender como Iustos se dejaba llevar por el juego de Miles y Haxor con tanta facilidad y le preocupaba que Dís no estuviera refrenando a Miles. Lo siguiente, pero, la dejó aturdida durante unas fracciones de segundo.

- Eso ha sonado casi a reto formal, ¿No crees, Miles? – Dís estaba dando cuerda al conflicto.

- Así es, Dís, y no hace falta decir que lo… - Miles no cabía en sí de felicidad – Acepto.

Se hizo el silencio durante unos segundos, los ojos de todos pasaron rápidamente de Miles a Iustos y de éste a Arjon, Iustos miró también a Arjon, como esperando su venia para lanzarse al cuello de su oponente.

- ¿En qué términos se hará el duelo? – Arjon parecía más resignado que a gusto con el duelo.

- Duelo formal según lo aceptado por el concilio de los nueve. – Dijo Iustos.

- 15 días después de que volvamos de Menorca – Repuso Miles, todos se sorprendieron de que lo quisiera realizar tan tarde y no en ese instante, la rivalidad de Iustos y Miles era muy conocida y ambos se disputaban el puesto de mago más poderoso de las islas.

- Aquí, en el centro de esta sala. – Continuó Iustos.

- Pudiéndose añadir quintaesencia de todos los contenedores que se porten durante el duelo, hasta un máximo de 20 peones adicionales. – Concluyó Miles.

Muchos murmuraron ante aquella última condición, María que no sabía cómo eran los duelos de magos no sabía que significaba, por lo que pudo captar de los murmullos, aquello debía significar un duelo bastante largo y a desgaste.

Iustos se sentó al fin, saboreando la idea de humillar a su oponente, Miles en cambió se giró hacia Dís y susurró, lo suficientemente fuerte para que María lo oyera:

- Ahora a mover peones.

Dís asintió y continuó leyendo.

Tras aquél suceso, la asamblea era un hervidero, haciéndose imposible continuar con los restantes puntos, que quedaron aplazados y se dio por finalizada la sesión. La mayoría se fueron e cabeza a hablar con Iustos, sólo Judith se encaró a Miles:

- Pronto mi maestro te hará entrar en razón y verás que su senda es la correcta, con suerte, puede que hasta lo entiendas y reconduzcas tu camino.

- Oh, siempre he sabido que su senda es la correcta; pero mira, será que eso de vivir arrodillado besando el pomo de una espada vieja y gritando “muerte al infiel” no va con mi carácter. – Miles se lo estaba pasando en grande aquél día.

- Incluso para los que están tan alejados del camino como tú hay esperanza – Judith seguía con su discurso.

- Uf, no me lo recuerdes, que aún consigues que me dé más pereza desandar lo andado para acercarme a vuestro camino. – la cortó Miles mientras se encaminaba hacia la puerta - Que son muchos mis años de libre albedrío ya.

Una vez fuera, solos Miles, Dís y María, los dos primeros se dieron el lujo de reírse a pleno pulmón, María los miraba atónita por lo extraño de la estampa, pero viendo que, al final, todo iba según lo que parecía que habían planeado. Miles finalmente se despidió:

- Es demasiado fácil jugar con ellos, no hace falta ni usar magia de Mente.

5 comentarios:

  1. Aprovecho para pedir disculpas por no haber actualizado el viernes pasado y espero que éste fragmento de hoy lo compense un poquito.

    He disfrutado escribiéndolo :P

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. En serio ¿Cómo es que todavía nadie a estallado... literalmente?

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  4. Buenisimo, pero coincido con Dani porque no a estallado nadie, aun. Aunque parece que Miles se dispone a ello.

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