martes, 29 de noviembre de 2011

Fuerzas

La soledad pesaba como una losa sobre sus espaldas y también el miedo que derivaba del presentimiento de que algo iba a ir mal, de que todo iba a ir mal ése día. Se sorprendió espantando esos miedos irracionales pero estaba sola y la corrupción a su alrededor era manifiesta ya.

La había visto con sus propios ojos, la subversora que capturaran meses atrás, en la mesa de interrogatorios, retozando alegre mientras los interrogadores le infligían daño para que hablara, y hablaba, pedía más, y los interrogadores obedecían, hipnotizados, atacando allá donde ella les indicaba y sus superiores miraban fascinados el contorno de lacerado y pese a todo más hermoso que nunca de aquella mujer maldita.

También se dio cuenta de que ella estaba siendo observada por sus compañeros, trataba de mantener el rostro inexpresivo pero era grotesco aquello y le estaba resultando extremadamente complejo. No había conseguido hallar una manera de comunicar con la central del distrito y cada vez sus movimientos se veían más y más limitados, sin amigos ni aliados se veía abocada a acabar corrompiéndose o muriendo, ella sólo quería vivir.

La subversora la miraba constantemente, entre risas y gemidos envueltos en sangre y dolor, sentía que podía ver a través del cristal oculto, sentía los ojos de aquella aberración clavándose en los suyos y se veía obligada a poner en práctica todo lo aprendido durante años para defender su mente del asalto a la que se veía sometida.

Estaba agotada, pero permanecía firme, por el momento, finalmente la sesión de “tortura” acabó y pudo salir para ir al baño, a solas, donde vomitó. Estuvo cerca de media hora a salir de allí, cumplida su jornada y marchar hasta el piso franco, en el que llevaba sola desde hacía quizás una semana, aún así no se relajaba y mantenía todas las precauciones, tenía la sensación de que la habían dejado sola para que se confiara y bajara la guardia, eso no iba a pasar.

Llegó a la calle, ansiaba encontrar un lugar dónde se sintiera segura… algo iba mal. Miró a la fachada y la ventana de su habitación estaba abierta, ella no la había dejado abierta. Vio cómo algo salía volando de la ventana y se iba hacia el edificio de la cruz roja, donde había una sombra que estaba a punto de coger ése ¡¿libro?!

- Maldito bastardo – gritó con la voz teñida de desesperación.

La figura se desconcentró y el libro le golpeó de lleno en la cara, dejando escapar algún que otro improperio, pese al dolor del golpe cazó al vuelo el libro que se habría precipitado hasta la calle tras el golpe. La sombra se escondió justo a tiempo de los tiros que la agente del NOM empezó a realizar con su pistola reglamentaria modelo EU-X-23.2.

Ella se precipitó a la carrera encaramándose por la fachada ayudada por los brazales y las botas con los complementos de escalada. La figura se escurrió por los pasillos y ella le perseguía, tenía que recuperar su cuaderno o podía considerarse muerta, en él estaban todos los informes que había confeccionado para la central del distrito.

Los siguientes tiros se estrellaron cerca del fugitivo, pero no conseguía acertarle, debido a las idas y venidas de los pasillos.

Se detuvo en el hall, todas las puertas menos aquella por la que había entrado estaban cerradas y no había señal de que hubieran sido forzadas, sacó su detector de anormalidades e irregularidades en la realidad y lo activó. El dispositivo emitía leves pitidos indicando la ausencia de irregularidades recientes.

- Sé que estas aquí, subversor, ríndete, no tienes escapatoria.

El dispositivo pitó alocado mientras oía la risa que venía de todas partes, ella empezó a girar sobre su propio eje, buscando.

- Sal.

La risa se multiplicó incontables veces, golpeando sus sentidos, mareándola, disparó varias veces contra el mostrador, deseando que el subversor se hubiera ocultado ahí detrás, pero la risa creció.

Apuntó contra los butacones y gritó dolorida, la pistola se había calentado tanto que la lastimó y tuvo de dejarla caer al suelo. Ahí dentro había estado corriendo el aire constantemente, arremolinándose, y del centro del pequeño remolino surgió la figura de un joven que sostenía su cuaderno.

- Esta será una muy interesante lectura, mis más sinceros agradecimientos.

Ella intentó agacharse para recuperar la pistola pero era como si estuviera intentando empujar un edificio, se sentía incapaz de moverse. El joven que portaba el libro sonrió y se acercó a ella, acariciándola en la mejilla con suavidad.

- No temas, no te haremos daño por ahora, ¿verdad Dís?

- Verdad.

La voz del segundo hombre había surgido de detrás de ella, éste parecía un agente del NOM por su indumentaria, pero sabía que no era así. Resignada y deseando llorar, mantuvo su gesto impasible, no iba a darles el gusto. De un lateral surgió una joven nerviosa. El que había sido tildado como “Dís” se dirigió a la joven.

- Y aquí has tenido, por cortesía de Miles, una demostración de la esfera de fuerzas, manipulando la gravedad, la temperatura, el sonido e incluso la presión, debo admitir que hoy se ha comportado y no ha quemado ni electrocutado nada.

- No siempre lo más divertido es lo más conveniente – Sonrió Miles.

- La orden de Hermes siempre ha destacado por su habilidad con esta esfera, ¿me pregunto por qué será? – bromeó Dís.

- Es una cuestión de estilo, Dís, ¿para qué derrotar a tus enemigos silenciosamente cuando puedes derrotarlos de tal manera que el recuerdo de su humillación quede grabado para siempre en sus mentes?

- Demasiado vistoso para estos tiempos que corren.

- La sutileza la dejo para la política, en el campo de batalla no ha lugar para ella – Miles se acercó a la prisionera, mirándola a través de unas gafas de sol – No olvidarán a Lux Triumphans así como así.

viernes, 25 de noviembre de 2011

El algarrobo

Como cada noche desde que le hicieran ver que había caído en silencio, Miles empezó a pasear para aclarar su mente, como siempre, pese a no pensar el camino siempre terminaba en el mismo sitio, parecía atraerle de forma irresistible.

Se encaramó a las ramas del algarrobo y se sentó entre ellas, recostándose luego cerró los ojos y suspiró profundamente, empezó a meditar dejando que al menos por esos instantes el dolor, el miedo, la frustración, todo se desvanecía poco a poco, hasta que encontraba el bloqueo, ese agobiante bloqueo que le impedía descansar, le asaltaban entonces las imágenes de su capilla destruida, de su maestro y sus amigos desfigurados por el fuego y los golpes, la ira se arremolinaba en su espíritu y las lágrimas acudían prestas a sus ojos, entonces se desconcentraba ante la marea de sensaciones y luchaba con toda su voluntad para que ni una sola lágrima asomara, era consciente de que cuando llegaba a ese punto su rostro se contraía en un rictus de dolor y sufrimiento.

Aquella noche, como todas, veía de nuevo a Érato arrancándole de las fauces de la ansiada muerte, era consciente de por qué lo había hecho y muy en el fondo se lo agradecía, pero como todas esas noches, volvía a luchar contra el bloqueo, sentía que si no eliminaba el bloqueo nada podría resolverse, aunque era cierto que había conseguido obviarlo varios días recuperando su habitual forma de hacer y de pensar, notaba que estaba ahí, acechando.

Aquella noche, a diferencia de las demás, no estaba solo, Érato lo miraba sentada en otra de las ramas del mismo algarrobo, Miles no la había percibido y ella lo había mirado en silencio, sintiendo cada una de las luchas y heridas internas de Miles, las había sentido casi desde el principio de una forma casi tan intensa como él. Ella misma había sabido que cuando lo sacó de las ruinas humeantes de Lux Triumphans Miles la odiaría, él y su estúpido orgullo hermético, ése orgullo que había provocado la caída de su antiguamente esplendorosa tradición y que seguía embargando a sus miembros… si sólo hubiera…

Miles tenía un gesto sufrido y Érato ya no pudo más, se acercó a él y le abofeteó con todas sus fuerzas, Miles abrió los ojos sorprendido y estuvo a punto de caerse del árbol, Érato lo impidió.

- ¿Pero qué..? – Miles fluctuaba entre la ira y la sorpresa.

- Despierta, idiota. –Pese a todo Érato hablaba con dulzura.

- ¿Cómo…?

- Siempre vienes aquí cuando las cosas van mal.

- ¿Cuan..?

- He llegado antes que tu, te esperaba.

- ¿Q…?

- Te he estado viendo todo el rato. – Érato hablaba suavemente, Miles volvió a tomar aire para hablar, pero una vez más Érato se adelantó - No necesitas preguntarlo, lo sabes.

Miles dejó escapar el aire mirando con reproche a Érato, por unos instantes pareció un niño pequeño molesto por qué el niño grande lo hace todo mejor que él, permanecía tenso, Érato se rió de buena gana al verlo y él desvió la mirada, algo avergonzado.

- Te conozco mejor que tú mismo, Miles.

Miles resopló aunque no impidió a Érato la caricia, se relajó y volvió a mirarla.

- No te voy a pedir perdón, Miles, hice lo correcto.

Miles saltó del árbol y desde abajo miró a Érato.

- Baja, tenemos cosas de las que hablar.

***

El sol se levantó esplendoroso aquél día, inundando la habitación, Érato miraba aquellos ojos violetas que tanto la fascinaban, ojos que rara vez quedaban al descubierto, le costaba entender porqué Miles se avergonzaba de ellos y los ocultaba tras las gafas de sol día y noche, eran, a su modo de ver, unos ojos que quitaban el aliento cuando Miles los usaba para mirar de la forma penetrante y analítica que le eran habituales.

Las sábanas les pesaban mientras el sol se alzaba perezoso por el firmamento, ambos disfrutaban el permanecer en los brazos del otro, apoyando sus cabezas la una contra la otra, Érato no quiso preguntarle a Miles por la pesadilla que había tenido horas antes, cuando él se había quedado dormido. Ella le había velado toda la noche, hacía muchas ya que no habían compartido lecho y quería grabar esos momentos a fuego en su mente.

Miles, por su parte, había sido asaltado de nuevo por el mismo sueño, en el que veía a un chico ¿o era una chica? Que se autodenominaba como su aprendiz, entregando los últimos encargos artesanales de su maestro “caído en combate, cumpliendo con su deber”. Sabía que aquello no era una mera pesadilla reiterada, era una visión de su futuro y no era un futuro lejano. Lo que le descuadraba era que el o la aprendiz parecía conocerle profundamente y parecía llevar mucho tiempo bajo su cargo, pero él no tenía aprendiz, aunque la vaga forma del mismo le resultaba extrañamente familiar, demasiado familiar.

Se desperezó sonriendo a Érato, al final habían desaparecido buena parte de los sufrimientos, habían hablado, habían aclarado las cosas y luego ambos habían dado rienda suelta a lo que deseaban, volvían a confiar el uno en el otro y aquello era una mala noticia para Harmonía si les llegaba.

Pero ahora aquellos pensamientos estaban fuera de lugar, tenían pocas horas antes de volver a la rutina y no iban a desperdiciarlas, luego, tal y como había sentenciado Miles al terminar la asamblea anterior iban a tener que empezar a mover peones.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Mente

Miles llegaba tarde, en la mesa de la cábala Regente la irritación crecía a cada segundo que pasaba, tanto que Iustos, mano izquierda de Arjon, ya presionaba para que se tomaran medidas disciplinarias severas. María miró luego hacia Fiducia y allí el malestar era similar. En cambio, de su mesa, la de la Cábala Exiliados, sólo Judith mostraba irritación y asentía vehementemente ante cada propuesta disciplinaria de Iustos, su maestro.

Dís permanecía impasible, como siempre, observando la sala desde detrás de sus gafas oscuras sin mover un ápice la cabeza, incluso cuando nada más llegar María había tenido un escalofrío y una incomodidad creciente lo único que había hecho su maestro era indicar que guardara silencio y observara. Hax esta vez no había querido personarse, sólo había dejado un proyector holográfico que la representaba a ella que parecía ocupada en sus cosas aunque no se llegaba a saber qué estaba haciendo. Por su parte, María miraba con interés las reacciones de todos y cada uno de los presentes, tal y como le había ordenado Dís, aquella reunión, por motivos que ella desconocía, parecía que iba a ser algo más que importante.

Con casi una hora de retraso Miles apareció, extrañamente sonriente y protegido por las gafas de sol, sin hacer caso a las preguntas de Iustos, se sentó en el centro de la mesa de Exiliados y le pasó un librito a Dís bajo mano.

- Ya era hora, Miles filius de Aequitas, no es común un comportamiento tan inapropiado en un hermético. –Arjon siempre hablaba igual, María empezaba a pensar que solo hablaba así para situarse por encima de los demás.

- Ya, ya, empecemos con esto que no tengo todo el día. – Miles, sin perder la sonrisa.

- MÁS RESPETO – Tronó Iustos.

- Le doy el respeto que se ha ganado, pero venga, empecemos de una vez. – Aquello había mejorado aún más el humor de Miles.

Pasaron rápidamente por las presentaciones y trataron varios temas bastante triviales, María notaba que Arjon estaba impaciente para llegar a un punto concreto y trataba deprisa y de forma superficial todo lo demás, parecía una especie de pantomima aunque aún no captaba el motivo.

- Y el siguiente punto, es una misión para la cábala Exiliados. – Arjon esperó algún tipo de reacción por parte de los aludidos, pero sólo Judith había dado algún gritito de emoción, el resto seguían como al principio. – Cómo ya sabréis, hemos cerrado un pacto de alianza con la capilla establecida en Ciutadella, pero no todavía con la capilla de Mahó, así pues es vuestra misión ir hasta ellos y negociar un pacto.

El holograma de Hax empezó a aplaudir, desconcertando a los miembros de las otras cábalas, también gritó alguna vez “¡Bravo!”, Dís se permitió sonreír levemente mientras no dejaba de leer el libro que le había pasado Miles.

- ¿Qué significa…? – Iustos estaba rojo de ira.

- Cómo no quieren hablar con vosotros porque sois unos cabezas cuadradas retrógrados nos enviais a nosotros para demostrar que Harmonía tiene sitio para todo el mundo y es una capilla feliz repleta de luces, canciones y colores – Comentó animada Hax - ¡Bravo! Creo se será la primera misión que haré con gusto para Harmonía… ¡Bravo!

- ¡Miles! – rugió Iustos – Deberías controlar las lenguas de tus subordinados.

- Relájate Iustos, ¿no ves que está dándole la enhorabuena a Arjon por su primera maniobra diplomática sutil e inteligente? – le respondió Miles, sin perder la sonrisa. - ¿Cómo te sientes Arjon? Estoy seguro de que no te llevó demasiadas horas tomar la decisión.

- ¡Retira eso! – Iustos se levantó de su silla golpeando con los puños la mesa - ¡Retíralo o atente a las consecuencias!

- Irónico que os toméis los halagos como si fueran insultos, y no voy a pedir perdón por halagar cuando no lo hago ni cuando insulto más de lo supuestamente debido.

- Se acabó, te enseñaré a tratar con tus superiores. – Iustos estaba a punto de explotar.

María analizaba lo que ocurría todo lo rápido que podía, le costaba entender como Iustos se dejaba llevar por el juego de Miles y Haxor con tanta facilidad y le preocupaba que Dís no estuviera refrenando a Miles. Lo siguiente, pero, la dejó aturdida durante unas fracciones de segundo.

- Eso ha sonado casi a reto formal, ¿No crees, Miles? – Dís estaba dando cuerda al conflicto.

- Así es, Dís, y no hace falta decir que lo… - Miles no cabía en sí de felicidad – Acepto.

Se hizo el silencio durante unos segundos, los ojos de todos pasaron rápidamente de Miles a Iustos y de éste a Arjon, Iustos miró también a Arjon, como esperando su venia para lanzarse al cuello de su oponente.

- ¿En qué términos se hará el duelo? – Arjon parecía más resignado que a gusto con el duelo.

- Duelo formal según lo aceptado por el concilio de los nueve. – Dijo Iustos.

- 15 días después de que volvamos de Menorca – Repuso Miles, todos se sorprendieron de que lo quisiera realizar tan tarde y no en ese instante, la rivalidad de Iustos y Miles era muy conocida y ambos se disputaban el puesto de mago más poderoso de las islas.

- Aquí, en el centro de esta sala. – Continuó Iustos.

- Pudiéndose añadir quintaesencia de todos los contenedores que se porten durante el duelo, hasta un máximo de 20 peones adicionales. – Concluyó Miles.

Muchos murmuraron ante aquella última condición, María que no sabía cómo eran los duelos de magos no sabía que significaba, por lo que pudo captar de los murmullos, aquello debía significar un duelo bastante largo y a desgaste.

Iustos se sentó al fin, saboreando la idea de humillar a su oponente, Miles en cambió se giró hacia Dís y susurró, lo suficientemente fuerte para que María lo oyera:

- Ahora a mover peones.

Dís asintió y continuó leyendo.

Tras aquél suceso, la asamblea era un hervidero, haciéndose imposible continuar con los restantes puntos, que quedaron aplazados y se dio por finalizada la sesión. La mayoría se fueron e cabeza a hablar con Iustos, sólo Judith se encaró a Miles:

- Pronto mi maestro te hará entrar en razón y verás que su senda es la correcta, con suerte, puede que hasta lo entiendas y reconduzcas tu camino.

- Oh, siempre he sabido que su senda es la correcta; pero mira, será que eso de vivir arrodillado besando el pomo de una espada vieja y gritando “muerte al infiel” no va con mi carácter. – Miles se lo estaba pasando en grande aquél día.

- Incluso para los que están tan alejados del camino como tú hay esperanza – Judith seguía con su discurso.

- Uf, no me lo recuerdes, que aún consigues que me dé más pereza desandar lo andado para acercarme a vuestro camino. – la cortó Miles mientras se encaminaba hacia la puerta - Que son muchos mis años de libre albedrío ya.

Una vez fuera, solos Miles, Dís y María, los dos primeros se dieron el lujo de reírse a pleno pulmón, María los miraba atónita por lo extraño de la estampa, pero viendo que, al final, todo iba según lo que parecía que habían planeado. Miles finalmente se despidió:

- Es demasiado fácil jugar con ellos, no hace falta ni usar magia de Mente.

martes, 15 de noviembre de 2011

Materia


- Siente el tacto de las cosas, Morríghan, es importante, concentrándote lo suficiente verás algo más que su aspecto exterior y cuando lo veas serás capaz de modificarlo.

- ¿Quiere decir, Acarya, que podré convertir plomo en oro?

- Todos tus actos tienen consecuencias, no lo olvides y nunca debes usar la magia para alimentar tus vanidades, ello solo te acarreará corrupción.

- Comprendo.

Un día mas, Dís le estaba explicando las diferentes esferas, hoy le había tocado la esfera de la materia, aquella que afectaba a todo lo físico no vivo.

- Otras tradiciones usan esta esfera para enriquecer la tierra para los cultivos, o para fabricar artefactos, en el consejo, son los eteritas los que centran sus estudios sobre la materia.

- ¿Quiénes son los eteritas?

- Antiguos tecnócratas, con una ciencia que la tecnocracia no podía aceptar, se unieron a nosotros y han abrazado los ideales del consejo de los nueve. Sus inventos son a menudo… curiosos, pero son estudiosos mas interesados en sus creaciones que en guerras.

- ¿No combaten a la tecnocracia?

- Sí, sí la combaten, pero solo cuando es absolutamente necesario.

María asintió y se centró de nuevo en el canto rodado que tenía entre sus manos, percibía la suavidad de sus líneas así como la aspereza de la capa exterior, pero aún no conseguía llegar más allá.

***

- Tenemos informes contradictorios, señor. – Estaba nerviosa, no le gustaba aquello, desde hacía algunos meses el ambiente en la construcción principal y en algunas subestaciones había cambiado, podía percibir casi un aroma místico que le desagradaba sobremanera, todo había empezado cuando capturaron a esa bruja.

- ¿Cómo que contradictorios? – Siempre impoluto, en su traje italiano y sus gafas de marca.

- Ha habido un cambio de prioridades en la búsqueda de la sede, pero va en contra de lo que nos indicó el contacto ayer... el grupúsculo subversor, ambos grupúsculos subversores se encuentran en Palma. Deberíamos librarnos de ellos, es nuestro deber.

- Prefiero tenerlos controlados, hemos obtenido especímenes para nuestro estudio gracias a ellos y pronto podremos reproducir su sistema y obtener los nuestros.

- Enviemos al menos a la subversora capturada a la sede del distrito. –aquellas últimas palabras de su oficial no le habían gustado nada.

- No, aún puede proporcionarnos más datos.

Bufó, llevaba semanas topándose con el mismo muro.

- Señor, debemos liberar al agente BF-56027-NOM.

- Si se dejó capturar le está bien empleado.

Empezaba a dudar de que lo hubieran capturado los subversores, las últimas veces que había hablado con el agente BF-56027-NOM había empezado a indagar sobre la subversora capturada y pedía vehementemente su traslado.

- Y te ordeno que dejes de una vez estos temas o deberé tomar medidas, no estás aquí para pensar o sugerir, solo para obedecer.

Tuvo que reprimir una mueca de disgusto e ira, no le quedaba más remedio que actuar por su cuenta a espaldas de su oficial al mando, pese a lo que ello podía acarrear, debía enviar un informe al jefe de distrito, sólo él podía enderezar las cosas y tenía que hacerlo sin que su jugada fuera captada.

Aquellos últimos experimentos que se estaban realizando eran altamente irregulares, las criaturas generadas por rituales subversivos debían ser automáticamente eliminadas, no estudiadas, así lo señalaban todos los protocolos. Pero ahora estaba sola y la locura parecía adueñarse hasta de los agentes más afamados.

Al cabo de poco, se hallaba de nuevo en el punto de control 1-S’E-PM, duchándose. Desde poco después de que empezaran los interrogatorios a la subversora capturada, su trabajo y patrullas habían sido prácticamente anuladas... debería haberla matado, pero su oficial lo impidió.

Necesitaba encontrar algún dispositivo de comunicación que no pudiera ser rastreado ni bloqueado por los agentes de Iteración X, aquella situación podía acabar en una purga y ella no quería ser purgada, menos aún teniendo en cuenta que ella permanecía fiel a los principios de la tecnocracia. Tenía que encontrar la manera…

Tras vestirse, salió a la calle, que daba a la parte trasera de la cruz roja y fue a “dar un paseo” como puso en el informe de salida, ya que aunque se lo prohibieran, ella seguía efectuando sus patrullas, no podía registrar los informes de sus patrullas y sobre la situación de las construcciones de la tecnocracia en su subsector más que en papel, para que no pudiera ser leído por los agentes de iteración X y ocultando el cuaderno siempre para que sus compañeros no la denunciaran, ya que la desobediencia, especialmente entre los agentes del NOM, era severamente castigada.

Era complicado conseguir ocultar algo a aquellos cuyo trabajo era la búsqueda constante, entrenados para sospechar de todo y de todos, incluso de sí mismos, ya era bastante complicado poner en duda y sospechar de sus iguales como para tener que añadir como ella estaba haciendo, a los superiores.

Se cruzó con un joven sudoroso, que vestía bastante desarrapado y que, pese a estar a la sombra, llevaba gafas de sol. No le prestó mucha atención debido a sus debates internos hasta que casi llegó al final de la calle, se volvió para observarlo pero el chico ya no estaba, volvió sobre sus pasos pero no pudo encontrarlo.

***

- La de ahí casi te pilla el otro día. – Haxor seguía de mal humor, Miles, como de costumbre, había invadido su espacio vital, su refugio, una buhardilla llena de cables, pantallas y ordenadores.

- ¿Esa era una tecnócrata?

- Lo era, un poco rara, tiene la manía de escribir sobre un cuaderno, se esmera por ocultarlo pero no tiene en cuenta que su escritorio tiene una ventana justo encima.

- ¿Puedes ver lo que escribe?

- No, pero si decirte donde lo oculta.

- En papel y ocultándolo… Tengo la impresión de que ése cuaderno será más importante para nosotros que cualquier otra cosa que podamos encontrar ahí dentro.

- Chorradas, el papel es para inútiles.

- Claro, si está en papel no podéis rastrearlo por la red, ¿eh? –Se rió Miles

La mirada de Hax no admitía seguir con las bromas que la molestasen, estaba especialmente irritada aquél día.

- En fin, dime Hax, sobre los informes que me dio Érato… ¿Qué has descubierto?

- Pues que faltan hojas, demasiadas para sacar conclusiones, supongo que tendrán dividido el informe en varias estaciones para su seguridad.

- ¿Y sobre sus experimentos?

- De momento son estudios genéticos, buscan compatibilidades.

- ¿Compatibilidades?

- Sí, parece que quieren crear cultivos para implantes.

Miles se atragantó al oírlo.

- Pero menuda panda de idiotas, lo que deberían hacer es destruirlos y punto. Sus jodidos protocolos lo mandan.

- Y tu… ¿Me dirás que es eso de que tienes un aprendiz? ¿Quién es y de dónde lo has sacado?

- Así que eso es lo que te molesta.

- Responde.

- A su debido momento.

- No me vengas con jueguecitos.

- Hax, ¿alguna idea sobre quién es el contacto? – Miles volvió a los temas urgentes.

- Supongo que alguien de Fiducia, esos están tan embebidos en conseguir dinero que no me extrañaría que se vendan a la tecnocracia. Les haré un seguimiento, pero el trabajo empieza a acumulárseme.

- No creo que sea de Fiducia, francamente.

- ¿Entonces?

- ¿No te parece sospechoso que desaparezcan las capillas después de rechazar la oferta de alianza que lanzaba Harmonía?

- ¿Cómo?

- Aequitas, mi maestro, me lo comentó poco antes de ser atacados nosotros.

-

- Y ahora quieren volver a iniciar ronda de contactos. Mañana hay asamblea.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Espíritu

Aquél día Dís se hallaba en los jardines de su casa, María del Mar lo observaba apoyada en un árbol, parecía sumido en un estado de profunda concentración, aun así no tuvo que esperar mucho para ver que Dís se incorporaba y se acercaba a ella.

- Buenos días, Morríghan.

María asintió a modo de saludo.

- Hoy te espera una lección básica, antes de hablar sobre hacer magia debes conocer las nueve esferas, ya te las he explicado por encima pero a partir de hoy empezaré a explicártelas una a una, y sólo cuando las hayas comprendido empezaré a adiestrarte en la manipulación de las mismas.

- Como digáis, Acarya.

Dís la invitó a sentarse con un gesto, en el centro de un círculo de piedras, el se situó justo enfrente y colocó entre ambos un cuenco de arcilla donde ya quemaba un incienso cuyo aroma no había sentido nunca, pese a estar al aire libre el humo quedaba suspendido a su alrededor, era agradable y relajante, invitaba a soñar, María sonrió.

- Cómo bien estas aprendiendo últimamente, el universo es mucho más grande de lo que te podías imaginar, tenemos éste reino, físico, al que llamamos tierra, pero hay otros y entre los mundos espacios por los que puedes viajar, son espacios que no están vacíos, en ellos dominan los espiritus y otros seres a los que llamamos “umbroles”, su nombre se debe a que son los habitantes de la Umbra.

“Supongo que te preguntarás qué es la umbra, pero iré por partes; el Cosmos, aquello que és, lo que llamas realidad es sólo una parte delo que nosotros lo llamamos Teluria, la existencia sin límites, en ella esta todo, lo que es y lo que no es, muchos han intentado comprender este Caos pero nuestra capacidad para comprender es limitada, cuando algo cobra forma, ya física ya espiritual, pasa a formar parte del Tapiz, aquello que sí podemos conocer, son los patrones, ya te hablé de ellos, cuando haces magia tomas parte de la Teluria y tiras de los hilos del Tapiz para alterar el dibujo del mismo.

Dentro del Tapiz hay esos mundos y espacios de los que te he hablado, la tierra esta separada de los reinos espirituales por una especie de barrera que llamamos celosía y cruzándola entras en lo que llamamos la Umbra cercana, ésta se divide en varias partes: La penumbra es casi idéntica a nuestra realidad, salvo por el hecho de que no es física y que es una idealización de la tierra, un poco mas allá la Umbra Astral se despliega, en ella teóricamente pudes hallar la mayoría de respuestas sobre el universo, la penumbra es el deseo de la gente, la Umbra Astral lo que piensa… pero todo también puede tener un reverso oscuro, la Umbra Oscura es el reino de lo muerto y lo destruido, un reino corrupto fruto de los temores de la gente, hay otros mundos menos… abstractos en la Umbra cercana. En los límites de la Umbra Cercana se halla el Horizonte, representa los límites humanos y es dónde nuestros mayores se instalaron. Más hallá del Horizonte no hay nada seguro, pocos se han aventurado tan lejos y han vuelto.

En todos estos sitios hay habitantes algunos los llaman espiritus, otros Umbroles, y así muchos nombres más, su nombre realmente no importa.

La esfera de espíritu es la esfera que versa sobre todo esto, aquella con la que manipulamos a los espiritus, afectamos a los umbroles, con la que nos franqueamos paso a través de la celosía y que nos da la posibilidad de sobrevivir una vez la cruzas”

***

El Caminante había abierto sin demasiados esfuerzos el portal, lo había hecho desde que Despertó, aquello era para él no sólo algo normal, era casi un acto reflejo, los espíritus rara vez se negaban a escuchar sus ruegos.

Detestaba la Penumbra de las ciudades, siempre tan gris y sucia, llena de telarañas, tan estática y cercana a la corrupción, sin duda los logros de la Tecnocracia habrían de afectar mucho más aún en el futuro a aquellos lugares, era deprimente.

Caminó unas horas hasta alejarse de la ciudad, cuando se acercó a zonas más libres de civilización, se volvía más agradable, pero hoy no estaba para admirar el paisaje y avanzaba rápidamente, sabía dónde tenía que ir para encontrarse con ella y ahora mismo necesitaba hablar con ella, era urgente.

El cuervo revoloteó a su alrededor y graznó cuando alcanzó el árbol sagrado, El Caminante le lanzó una cuenta reluciente de cristal, que lanzó destellos mientras volaba, el cuervo la agarró en el aire y al poco empezó a transformarse hasta tomar el aspecto de una joven de pelo negro y rasgos afilados.

- Sabes como conquistarme, Caminante – se rió.

- ¿Hiciste lo que te pedí, Eulalia?

- Aquí tienes – dijo Eulalia mientras le lanzaba un objeto con luces parpadeantes de diversos colores - Entrar fue muy fácil.

- Pero te tuvieron que sacar – sonrió El Caminante.

- Tenía curiosidad por saber que era eso de la Reeducación –se rió – podría haberme escapado antes, pero no tenía prisa.

- Cíñete al plan, Eulalia.

- El plan avanza según lo previsto, Caminante, Exiliados ya se está preparando para mover sus primeras fichas y está claro que Érato ya mueve las suyas.

El Caminante asintió con una media sonrisa.

- Ya me estoy preocupando yo de que lo haga. Pronto se precipitarán las cosas.

- Pronto.

El Caminante se dio la vuelta sin más y deshizo su camino, al cabo de pocas horas volvía a cruzar el portal, satisfecho, y para celebrarlo sacó su tabaquera y se lió un cigarro, detestaba el tabaco, pero no otras cosas, mucho mas relajantes.

***

- ¿Eso son…? – preguntó Miles mientras observaba los papeles que le había traído Érato hacía apenas unos minutos.

- Sí, lo son. – Érato hizo una mueca de desagrado.

- ¿Y de donde los han sacado? – El tono mostraba contrariedad.

- Lo que me preocupa no es tanto de donde los saquen, sino lo que quieren hacer con ellos.

- Estos informes no son muy claros.

- Faltan páginas, creo que tienen estos archivos divididos en varias subestaciones.

Miles revisó de nuevo los documentos.

- La Tecnocracia jugando con esas cosas… esto no me gusta. – Miles dio un largo trago a la absenta, sin poder evitar sacudir la cabeza por la alta graduación del licor.

- Pero también me preocupa que aparezca la palabra “contacto” en un informe de la Tecnocracia sobre una capilla de las tradiciones, en cambio a ti eso no parece sorprenderte.

- Exiliados pronto atacaremos un piso franco de los hombres de negro, les pondrá nerviosos.

- ¿Ya sabías lo del contacto?

Miles sonrió.

- Procura cerrar alianzas, Harmonía está haciéndolo y… busca una sede alternativa para Libertas, puede que terminéis necesitándola.

- ¿Es una amenaza? – Érato cerró los puños.

- Míralo como una partida de ajedrez, solo que no es un uno contra uno, piensa bien tu estrategia porque una vez empiecen los sacrificios puede que no se pare hasta que se llegue al final.

- ¿Por una vez en tu vida podrías ser más claro?

- En cuanto tenga más información, lo seré… ¿Puedo quedarme una copia de estos documentos?

- Conoces el precio.

- Favor por favor, Érato, un hermético siempre cumple, aunque le vaya la vida en ello.

- No es la vida lo que quiero que dejes, idiota, nunca entenderé como puedes llegar a ser tan estrecho de miras.

Miles se encogió de hombros y se levantó, cuando pasó cerca de Érato ralentizó el paso inconscientemente y aspiró el perfume de la maga embriagándose con él, tras ello continuó su camino y se marcho del local sin despedirse. Sacó su teléfono una vez fuera.

- Hax, tenemos que hablar.

martes, 8 de noviembre de 2011

Las nueve esferas

Habían pasado ya varios días de entrenamiento intensivo, no sólo la aleccionaba en los aspectos básicos de la magia y del mundo de los magos, si no que también la entrenaba en el aspecto físico, combate cuerpo a cuerpo y con dagas, algunos días ponía en sus manos pistolas y le daba lecciones de tiro. Al principio estaba asustada ante lecciones tan destructivas, pero Dís le decía que en un mundo tan peligroso como era el de los magos, no estaba de mas saber defenderse de formas convencionales, María tenía la impresión de que la preparaba para asesinar…

Volvía a casa dolorida y agotada, pero forzándose a repetir una y otra vez las lecciones que le daba, estaba dispuesta a absorber todo ese conocimiento y deseaba comprenderlo.

La magia era la comprensión de la realidad y también la capacidad de alterar el mundo a partir de la voluntad del mago; para ello, el mago, se servía de su Avathar o Atman, que era una parte del alma propia, una que cuando se moría “el portador” volvía a la rueda y se reencarnaba, una y otra vez, acumulando el saber de cientos, quizás miles, de vidas. El Avathar se comunicaba con el mago de muchas formas distintas, sueños, imágenes… incluso conversaciones, para ayudar a su portador a avanzar a través de los retos a los que se veía sometido a lo largo de su vida, despertar era aquello que permitía al Avathar comunicarse directamente con su portador y al portador a usar el poder y los conocimientos del Avathar.

Podía parecer complejo, pero luego, recordando su Agama se preguntaba si su Avathar no sería el cuervo que la había guiado a través de las visiones… o quizás la Diosa misma que la guiaba de vuelta a su labor.

El universo, al que llamaban Tapiz, era mucho más rico y complejo de lo que habían imaginado, también mucho más peligroso, todas las cosas estaban compuestas por quintaesencia, que era como la energía fundamental de todo, la esencia de todas las cosas, y los objetos físicos eran llamados “patrones”, el mago podía afectar a los patrones o la propia quintaesencia, siempre atados a lo que llamaba los nueve aspectos de la realidad.

Para todos los magos la realidad se dividía en nueve aspectos o esferas, el dominio de las mismas marcaba la capacidad del mago de alterar al tapiz; algunos magos, le dijo Dís, teorizaban sobre una décima esfera, que era como la piedra filosofal de los magos.

Las esferas, a su vez se englobaban o agrupan según su punto en el proceso de la existencia… es decir, las esferas de Cardinal, aquella que afecta a la quintaesencia en estado puro, la de mente y la de espíritu, que estudia a la Umbra y a sus habitantes, son consideradas esferas de patrón, las que forman parte del proceso de concepción, este patrón toma forma a través de las esferas de fuerzas, que estudia todas las manifestaciones de las energías, la de materia y la de vida, así mismo este patrón, una vez existe, es percibido a través de las esferas de correspondencia, que estudia el espacio, y del tiempo, hasta que finalmente es descompuesto por la Entropía, la esfera que estudia el destino, la probabilidad y la destrucción, provocando el reinicio del ciclo.

Con ello se podía explicar lo que Dís llamaba la trinidad metafísica, las tres fuerzas universales sobre las que reposaba la existencia. El Dinamismo era la fuerza del cambio, de la creación y el crecimiento, sin ella el universo se estancaría y finalmente se destruiría; la Inmovilidad, que podría parecer opuesta al dinamismo, era la fuerza que daba estabilidad a todo, la base para la cohesión evitando que el caos se adueñara de todo en una constante pugna de infinitas realidades distintas compitiendo entre sí; finalmente la entropía, la fuerza de la que todo sale y a la que todo vuelve y de lo que vuelve a surgir, equilibrando al Dinamismo y la Inmovilidad, el ciclo de nacimiento muerte y resurrección, enviando al olvido al cambio y a lo estático para que tenga un nuevo comienzo, a esta fuerza se debían los Euthanatos, guardianes de la rueda.

María veía perfectamente el ciclo de la existencia y se sentía cómoda en él, le daba la seguridad para seguir avanzando el saber que con la muerte sólo volvía a empezar, anhelaba más y más conocimientos llegando a conseguir que Dís asintiera satisfecho mientras una sonrisa de orgullo se dibujaba en su rostro y miraba a su alumna, según le había dicho, “eres una estudiante prometedora” y era consciente de que su Acarya no era muy dado a halagos.

Se metió bajo la ducha nada más llegar a casa, dejando que el agua recorriera su cuerpo limpiándola y refrescándola, se sentía nueva. Luego salía con sus amigas para pasar la tarde y algunas noches seguía saliendo de fiesta, pero ya no era lo mismo, los chicos que se le acercaban le parecían estúpidos e insulsos, dándose cuenta de que hasta hacía muy poco ella era como ellos “pero ya no, ahora soy distinta”.

Un nuevo mundo se habría ante ella, tenía que aprovecharlo.

***

Mientras Haxor se encargaba de la vigilancia del piso franco y Dís de adiestrar a su pupila, Miles tenía sus propias tareas, entre las que estaba la de dar esquinazo a Judith cada vez que se le acercaba. Aun así Miles pasaba la mayor parte de su tiempo en su taller, antaño habría estado trabajando sin parar en sus artefactos, crearlos era su mayor placer, pero ahora se pasaba las horas mirando sus herramientas y su cuaderno de bocetos, sin tocarlos.

Se castigaba por el hecho de haber caído en silencio, su maestro se habría reído de lo lindo pero luego le habría ayudado, le habría guiado hasta conseguir volver a la normalidad, lo cierto es que se sentía abandonado, sin saber qué hacer.

Un hermético con el rumbo perdido, con ansias de venganza y con una tendencia a despreciar la propia integridad física, eso era ahora, un peligro, no solo para sí mismo sino también para sus amigos y para cualquiera que se le pusiera al lado, por ello prefería pasar largas horas solo, meditando, tratando de encontrar el camino y ante él sólo encontraba la oscuridad y la locura.

Aquello solo aumentaba su sufrimiento, estaba cansado, agotado, llevaba meses sin poder dormir bien, por las noches lo atormentaban recuerdos y pesadillas, haciendo que fuera cada vez mas arisco.

Suspiró, necesitaba un respiro, una noche de desconexión y sabía que no la iba a tener, saliendo de su taller empezó a vagar por la ciudad embebido en su propio pesar, sin rumbo y sin fijarse por dónde pasaba. Las horas pasaron y él seguía caminando, hasta que la sed empezó a ser realmente molesta y el sol se ocultaba más allá del horizonte. Miró a su alrededor, para situarse e hizo una mueca cuando se dio cuenta de que se hallaba justo enfrente del bar “Skàndol” situado en la Lonja, el único bar de la ciudad en el que abundaba la música Ska y Punk, el único bar de la ciudad que pertenecía a Érato, líder de la capilla Libertas, la misma que lo estaba mirando con una sonrisa de oreja a oreja, cálida como siempre, adorable, preciosa… negó rápidamente con la cabeza para alejar esos pensamientos.

Érato era una muchacha joven, de la misma edad que tenía Miles, sólo era un poco más baja que él, puesto que medía aproximadamente 1’75 m, su cuerpo era proporcionado, casi tanto como las esculturas de la antigua Grecia en su mejor momento, solía llevar su larguísimo pelo negro azabache suelto, a la espalda, pero de ella lo más atractivo eran sus ojos, hipnóticos, que hacían que no se pudiera dejar de mirarlos, de aquél verde irrepetible, únicos. El resto de su rostro realzaba su belleza. Era, sin lugar a dudas, la mujer más hermosa que miles había visto nunca, pero también era la que le había negado la muerte en el campo de batalla, aquella que lo había arrastrado en contra de su voluntad lejos de su capilla, lejos del frente, le había robado su honor al hacerle huir de ésa manera.

- Me alegro de verte, Aliazars. – La dulzura de la voz ablandaba el corazón a cualquiera

- No puedo decir lo mismo. – Miles se dio cuenta de que su voz era temblorosa.

- Nunca supiste mentir. – Rió Erato, y su risa era como el agua clara de una fuente.

- No estoy de humor para jueguecitos, Érato. – Miles hizo ademán de marcharse pero Érato se le acercó rápidamente, invadiendo su espacio y susurrándole al oído.

- No te vayas, pasa, te invito a una copa, pero no me llames Érato, llámame como antes… - Miles creyó detectar un deje de tristeza en la voz de Érato, pero también de súplica, era la segunda vez en todo el tiempo que hacía que conocía a Érato que ésta suplicaba, la primera vez fue meses atrás, cuando intentaba hacerle comprender que lo había salvado de una muerte segura por qué lo amaba y no para humillarlo.

Miles la siguió, dejando que lo arrastrara hacia dentro mientras le tiraba de la mano, se deba cuenta de lo absurdo que era su enfado con ella, era obvio que no lo había arrancado de las fauces de la muerte para humillarlo, pero no se sentía capaz de perdonarla y aun así no podía olvidarla, su subconsciente lo había traicionado llevándolo hasta ella.

- Las cosas no parecen muy cambiadas aquí. – Dijo Miles para romper el silencio ominoso que pesaba en la mesa en la que se habían puesto, en uno de los reservados, Érato servía dos copas de absenta con su fluidez y naturalidad habitual.

- No demasiado, es verdad.

- ¿El Caminante sigue haciendo de las suyas? – acababa de hacer reír otra vez a Érato.

- ¿Y cuando ha dejado de hacerlas, Al? – “Encantadora, sencillamente encantadora” pensaba Miles “ si sólo pudiera perdonarla, todo sería como antes… no, no sería como antes”

- Haxor me dijo que le habías pedido información.

- Así es, me ayudó a localizar a unos pocos magos sin capilla.

- ¿Reclutando?

- Arjon está moviendo sus piezas para aislar a Libertas, no puedo quedarme de brazos cruzados.

- Haces bien.

- Son chicos prometedores… y hay algo que debo enseñarte – “¿está dudando?”

Miles se ajustó las gafas de sol y suspiró. Érato se alejó, dejándole a solas con su copa de Absenta.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Debilidades

Haxor tecleaba frenéticamente el teclado, siempre consideraba sus dedos demasiado lentos, no podía escribir a la misma velocidad que pensaba, era por eso que le gustaba sumergirse en la Telaraña, ahí no tenías que teclear el código, sólo pensarlo, y aun así, le gustaba ver el mundo real como un gran programa, con todas sus partes como patrones de información, tal y como decían algunos de sus colegas, sólo era necesario encontrar el lenguaje correcto y todo se podría programar y reprogramar, ése era el sueño de los adeptos, así pretendían reprogramar el mundo para que todos pudieran ascender y alcanzar la iluminación, pero a menudo los usuarios eran tan estúpidos que se hacía frustrante tratar de explicarles que realmente tenían el poder, ni siquiera las otras tradiciones comprendían esta verdad y habían rechazado ya hacía años la propuesta de la décima esfera que les propusieron los Adeptos, la esfera de la Información no fue considerada, algunos decían que no era más que una parte de la entropía, otros incluso se atrevieron a considerarla una parte de la esfera Cardinal… estúpidos.

Y ahora se hallaba allí, teniendo que procesar una cantidad de información tan ingente que sus ordenadores a duras penas podían soportarlo, Miles se había pasado al exigirle una respuesta en apenas unas horas, como si fuera tan fácil, teniendo que colarse en centenares de sistemas para reunir datos muy concretos, pero vagos.

“Sólo tú puedes hacerlo, Hax” le había dicho cómo si con ello fuera a sentirse mejor, ¡menuda cara tenía Miles al pedirle aquello!; tendría que haberlo enviado a la mierda tal y como había pensado hacer al principio, pero Miles había rematado la frase con un “¿o quizás no?”, aquello la enervaba, había picado como una colegiala ante un truco tan básico como el de poner en duda su capacidad, pero ahora ya era tarde para lamentarse, había aceptado la misión así que no le quedaba más remedio que conseguirlo. Si algún día quería ser Élite, tendría que ser capaz de hacer aquello, un Adepto siempre cumplía con su palabra, sin importar qué… pero estaba claro que su arrogancia la perdería “bueno… como a Miles, ése maldito hermético es tan arrogante o más que yo… quizás por ello nos llevemos bien, al menos él sabe responder, no como la mayoría que se quedan mirando con cara de idiotas” pensó.

Estuvo toda la tarde con ello pero al final había localizado el piso franco que los hombres de negro utilizaban como base en la ciudad, estaba bien escondido pero no sabían cubrir lo suficientemente bien sus huellas. Llamó a Miles:

- Jefe, ¡los tengo! Los muy bastardos se esconden en…

- El barrio del Escorxador, en la calle que hay detrás de la cruz roja. – Miles la interrumpió casi con naturalidad.

- ¿Pero como…?

- Estoy allí ahora mismo, estoy instalando un par de cámaras, te paso los enlaces por el móvil.

- ¿Me has hecho trabajar toda la tarde y ya sabías donde estaban? – La irritación de Hax se desbordaba a través de la línea.

- Quería confirmarlo, pero sólo se la calle, no el edificio.

- Ya podrías haberme dicho la calle, habría terminado mucho más rápido, cabrón.

Haxor enlazó las cámaras con sus ordenadores y pudo ver en cómo Miles se reía.

- Pones las cámaras como el culo, Miles. Están en el edificio que tienes enfrente, en el tercer piso, puerta B.

- Guíame, indícame donde las quieres.

La siguiente hora se dedicó a hacerle poner las cámaras en los lugares más complicados posibles sin perder con ello ni un punto de visión ni permitir ángulos muertos, también le hizo instalar un emisor-receptor y varios micrófonos, así como sensores térmicos; para cuando terminaron Miles jadeaba de cansancio, aunque no se quejó y tras cada indicación había sonreído malicioso, consciente de que Haxor se estaba vengando.

- Bueno, creo que no me han visto.

- No lo parece.

- Vuelvo para nuestra base, necesitamos saber cuántos son y sus rutinas, en ése piso puede que encontremos las respuestas que buscamos.

- Más te vale.

- Lástima que no me convenga intentar entrar…

- Ni lo intentes.

- Tranquila Hax, prefiero esperar un poco para poder patearlos a gusto.

- Te patearé yo si no vuelves YA.

- Voy, voy.

Haxor se estiró, sabía qué era lo siguiente, pasarse muchas horas frente a las pantallas vigilando, bastante aburrido a decir verdad, así que empezó a programar los parámetros a través de los cuales el propio ordenador lanzaría avisos, para no tener que estar todo el rato vigilando, tenía mejores cosas que hacer, como subir el rating de su grupo de Arenas.

***

Dís ayudó a María a levantarse y le dio un cuenco con agua de un sabor horrendo, María tuvo que correr hasta el baño y vomitó todo lo que había ingerido ése día, probablemente también algo del día anterior, iban pasando los minutos y las vividas sensaciones de su Agama se iban apaciguando, poco a poco volvía a sentirse la de siempre, torpe e ignorante, pero ahora sabía algunas cosas más. Volvió con Dís, que había apartado las cortinas y abierto los ventanales, el ambiente de la habitación era ahora mucho mas fresco y el aroma se iba diluyendo a medida que el aire se movía. Se sentó frente a su mentor, en el suelo y cruzando las piernas.

- Enhorabuena, Morríghan, ahora eres una Euthanatos, pero no te confíes, sólo acabas de empezar el camino, muchas serán las pruebas que te esperan, has escogido un camino difícil, pero cuando creas que no puedes más, recuerda lo que has vivido hoy.

- Sí, Maestro.

- A partir de ahora, llámame Acarya, por respeto a los orígenes de nuestra tradición usamos la terminología antigua, es importante.

María asintió.

- En adelante, eres oficialmente mi Shravaka, puesto que acabas de superar tu Agama , aunque sé que ahora mismo estas débil y cansada, hay algunas cosas que debo explicarte hoy, tras ello podrás ir a descansar o divertirte – María asintió de nuevo, en silencio. – Ahora que crees en la magia, Siddi según nuestro vocabulario, te daré una pequeña introducción, puede que ya nos hayas oído hablar del Avathar, pero sin duda no sabes qué es, entre los Euthanatos lo llamamos Atman, es el Yo sagrado o místico de nuestra alma, se distingue del alma en sí por ser el que vuelve a la rueda con nuestra muerte y es aquello que te permite manipular la realidad y realizar la magia manipulando los diferentes aspectos de la realidad. En otro momento te hablaré en profundidad de las características de este Yo sagrado y de los aspectos de la realidad.

María levanto las cejas, intentando asumir el torrente de información, Dís sonrió calmándola.

- No te preocupes, no hay prisa, pronto serás capaz de realizar magia de forma controlada y voluntaria, por ello hay varias cosas que debes saber, hay dos grandes tipos de magia: la magia coincidente, o magia verosímil, y la magia vulgar, o magia inverosímil, es importante distinguirlas porque la realidad se resiste a ser alterada y por tanto la magia inverosímil, la que genera efectos irreales, es a menudo contraproducente. La realidad genera una especie de fuerza cuando se resiste a ser cambiada a la que llamamos paradoja, es muy peligrosa, puesto que puede destruirte, provocar deformaciones, invocar seres que te castigarán o incluso expulsarte a realidades alternativas en las que puedes quedar atrapada por siempre.

María empezaba a asustarse.

- Todo poder tiene sus consecuencias, Morríghan… - continuó Dís – lo mejor será dejarlo por hoy, aún es temprano, descansa unas horas y luego sal para divertirte un rato, mañana a la misma hora te espero aquí.

María asintió, seguía sin decir nada, suspiró aliviada cuando le dio tiempo para descansar, tenía muchas vivencias que digerir todavía.

***

Miles por su parte no tardó mucho en volver, en apenas unos veinte minutos, al fin y al cabo aquello no quedaba muy lejos. Haxor había conseguido agotarlo, pero siempre había vigilado para que nadie le cogiera in fraganti, se jugaban algo más de lo que parecía en aquello. No habían informado a la capilla de sus intenciones, tampoco a Judith, que era como avisar a la capilla, si lo hubieran hecho lo habrían prohibido y sin posibilidad de discusión, Arjon odiaba tener que hablar de la Tecnocracia, mucho más aún considerar el asalto a uno de sus pisos francos, aun cuando ése asalto pudiera arrojar luz con respecto a la destrucción de las otras capillas y quizás incluso algo sobre los planes próximos de los hombres de negro. Cuando llegó, Haxor no había mejorado su humor, pero lo tenía todo a punto.

- No sé que haríamos sin ti, Hax.

- Estar muertos, sin duda. – Ladró Haxor provocando la risa de Miles.

- Todo sea por la causa.

- ¿Y cuál es la Causa, Miles? ¿La guerra de la ascensión o simple y pura venganza por tu parte? – para variar, Haxor no daba tregua.

- Estamos amorosos hoy, ¿eh? – Miles trató de suavizarla.

- No te desvíes del tema, quiero una respuesta. – Haxor no se suavizó.

- Deben pagar por lo que hicieron. – admitió no sin cierta resignación, estaba demasiado cansado para discutir.

- Lo sé, pero no por ello hay que precipitarse. Joder, desde que cayó Lux Triumphans pareces otro.

- Soy otro, soy Miles.

- Me gustaba más Hefesto, él al menos tenía capacidad de raciocinio y pensaba de forma estratégica, Miles sólo busca venganza y destrucción.

Miles torció el gesto, contrariado, pero Haxor tenía razón, desde la caída de LuxTriumphans, desde la muerte de su maestro y la humillante huida que había forzado Érato no era el mismo, él debería haberse quedado junto a sus camaradas caídos, luchando hasta el final, eso era ser un hermético… Érato le había arrebatado su honor con un solo hechizo, ahora solo vivía para la venganza, para limpiar su honor. Tampoco conseguía ser tan creativo como antes, estaba bloqueado y no creaba nuevos objetos, seguía teniendo la habilidad, seguía creando con la misma calidad… pero no innovaba, odiaba ese bloqueo creativo, era probablemente lo más frustrante de todo, antes vivía para crear y ahora solo para destruir.

- ¿Qué me ha pasado? – pensaba en voz alta, dolido.

- Que has enloquecido. – respondió Haxor, cortante.

- ¿Silencio?

- Si, Silencio, la Locura del Mago si lo prefieres. – Haxor entrecerró los ojos.

Miles se sumergió de nuevo en sus propios pensamientos, quizás ahora gozaba de un momento de lucidez y comprendió que realmente había enloquecido, sufría un periodo de Silencio de los que llaman Claridad, en los que un mago se obsesiona con algo abandonando todo lo demás, optó por repasar mentalmente todo lo que sabía sobre los Silencios.

El motivo parecía evidente, el trauma causado por los sucesos finales en Lux Triumphans, además durante ésa batalla había acumulado sobre sus espaldas mucha paradoja, como consecuencia de la magia vulgar que había realizado durante la batalla, cobraba sentido así su bloqueo, tenía que combatir contra estas obsesiones si quería salir del silencio y volver a su cordura, no era sencillo, en cualquier momento las obsesiones podían volver a cegarlo y a cebarse con su Psique.

Gracias a Haxor había dado el primer paso.